El Instituto Acton—la única organización católica liberal del mundo—acaba de dar a conocer su más reciente proyecto que algunos describen como “verdaderamente subversivo”: “La Llamada del empresario héroe” es una cinta que, sin lugar a dudas, constituye una amenaza a todo tipo de tiranías reviviendo, resoluta y agresivamente, por todos los rincones del planeta.

El menaje de la cinta es cómo los empresarios héroes (por cierto muy escasos) han sido los verdaderos creadores de riqueza del mundo, no los gobiernos. Los financieros de Wall Street son fuertes raíces que sostienen el desarrollo económico mundial, y los villanos son desenmascarados en las figuras de líderes como Stalin, Mao, la dinastía de Corea del Norte y multitud de líderes religiosos enemigos de capitalismo democrático. El film expone las inspiradoras historias de tres iconos de la libertad.

El primero es un productor de leche en los EU quien, literalmente, forjó un exitoso negocio haciéndolo emerger de la boñiga de sus animales. Nos muestra a este hombre y sus hijos adolescentes sosteniendo la boñiga en sus manos, oliéndola, cuando demostraban el proceso para convertirla en un componente agrícola altamente demandado, transformando su granja en exitosa fábrica de fertilizantes.

Nos presenta al banquero, Frank Hanna, explicando cómo las instituciones financieras, tomando altos riesgos y en un ambiente de alta competencia, disminuyen el costo del capital haciéndolo accesible para todos y, de esa forma, promueven la expansión de los negocios grandes, medianos y pequeños. Magistralmente contradice la suma cero—“sí tu ganas yo pierdo”—producto de otras cintas clásicas emanadas en Hollywood estilo Wall Street, ganadora de varios Oscares.

Un empresario de Hong Kong narra la historia de su fuga en la China comunista, incluyendo su reacción emocional cuando pudo leer el libro de Hayek; “La Ruta Hacía la Servidumbre”. A la luz de las recientes batallas sobre problemas migratorios, es interesante conocer cómo una de las tías de este hombre, pagaba para que pudiera ser contrabandeado de China a Hong Kong, y la forma que su nuevo país le otorgara ciudadanía automática al momento de su arribo.

Cuando cursaba la primaria en las escuelas todavía se rendía tributo a la libertad con responsabilidad. Se admiraba a hombres como mi abuelo materno, Manuel P. Torres quien, habiendo iniciado como arriero, llegara a ser propietario de un “latifundio ganadero.” Mi tío Federico Valenzuela, para quien su changarro en Sahuaripa se convirtiera en lo que es hoy la Cadena VH. A los griegos conquistadores del Valle de Culiacán, los italianos en la costa de Hermosillo. Una película como La Llamada del Héroe, podría haber embonado sin problemas en los programas escolares.

Sin embargo, hoy día parece imposible que algo así pueda suceder. Pero esto es lo que está sucediendo cuando la cinta se ha convertido en todo un éxito a través del continente africano. Sería muy interesante se tradujera al árabe para exhibirla en todo el medio oriente y, por supuesto, al español para refregarla en el rostro de gorilas como Chávez, Evo Morales y demás miembros del zoológico.

Es realmente impactante el observar la presentación que hace de la cinta el Padre Robert Sirico—sacerdote católico, economista y Presidente del Acton Institute—quien, enfundado en su traje negro luciendo el clásico cuello sacerdotal, lleva a cabo una exposición de motivos llena de sabiduría económica, lógica, y sentido común. Pero más impresionante es atestiguar en la cinta el uso de la palabra Dios, mezclada con negocios y ganancias sin que se repelan.

Se puede argumentar que “La Llamada del empresario Héroe” así como la polémica cinta de Al Gore, “La Inconveniente Verdad”, están cuajadas de conceptos religiosos. Sin embargo, a diferencia de la obra de Gore, sobre el calentamiento global, La Llamada del Héroe no invade el sensacionalismo, el dogma, ni utiliza las engañosas verdades a medias presentes en el arsenal del ex vicepresidente. Entonces, ¿cómo entender el que la cinta de Gore ya circula por infinidad de escuelas públicas en todo el mundo, mientras que la de Sirico permanece vetada?

Hace unas semanas el prestigiado columnista, David Brooks, publicaba un artículo contrastando la personalidad de Bush con la de León Tolstoi. En él señala la importancia que Bush le da al liderazgo personal. Sin embargo, Tolstoi portaba una versión muy diferente. Él creía los grandes líderes son los verdaderos héroes y sus decisiones cincelan la historia. Pero esa historia y la realidad nos dicen son las experiencias diarias de millones de gentes las que, tarde o temprano, caótica y orgánicamente, construyen el destino de las naciones de la base hacia arriba.

De acuerdo con esta visión, las sociedades son infinitamente complejas y no pueden ser entendidas o dirigidas por grupos de políticos, ya sea desde la Casa Blanca o desde Los Pinos. Las sociedades se mueven, crecen o se marchitan, se nutren y respiran por sí mismas a través de sus hábitos y, en especial, de su cultura. La política es una delgada capa en la fisonomía de los pueblos, pero en México la hemos convertido en el corazón, cerebro y los brazos de la sociedad.

Quienes comulgan con el heroico concepto de líderes individuales, no permanecen solitarios. Brad de Long hace tiempo escribía:

“En 1978 China tuvo su gran pieza de buena suerte y, quizás, por primera vez desde el final de la dinastía Sung, una verdadera oportunidad. China se vio favorecida con la llegada del más pragmático, astuto y eficiente de los políticos transitando nuestra era. Un hombre que se le debería dar el título del gran héroe del siglo XX; Den Xiaoping a quien, sin lugar a dudas, se le debe el presente de esta China del siglo XXI.”

Bush es un hombre motivado por su pasión de convertir a la gente de los países subdesarrollados a la causa de la libertad. Sin embargo, sus intentos para imponer instituciones modernas en Irak, son observados por sus detractores como un deseo poco realista. Encontrar el balance entre economía, religión, cultura y racionalismo, es una tarea titánica.

“La Llamada del Héroe” es ya vista alrededor del mundo como el principal elemento utilizado por Den Xiaoping, para lograr el transito de la ancestral China por el corredor de la modernidad: Dosis adecuadas de libertad en un proceso en al que el estado pasa su estafeta al individuo, en un abandono, lento pero seguro, de ese racionalizar su brutal expansión durante el siglo XX. Tal vez esa infinita ola de odiadores de Bush debieran escuchar la respuesta de Xiaoping a la pregunta ¿Cuál ha sido el efecto mundial de la revolución francesa? Cuando revira: “Es muy prematuro para saberlo.”