La sociedad abierta permite establecer los ritmos óptimos del crecimiento y asignar los recursos de la manera más adecuada a las necesidades presentes y futuras. La intromisión del aparato estatal en la producción a través de ideas como la del llamado “desarrollo sustentable” no hace más que distorsionar el uso y la asignación de recursos.
De un tiempo a esta parte, la vertiente más popular que
pretende encarar los problemas del medio ambiente aparece también como la forma
más contundente de estrangular las bases de la sociedad abierta.
Paradójicamente, en este caso, para preservar la propiedad del planeta se
destruye la propiedad a través de las figuras de la “subjetividad plural” y los
“derechos difusos” que permiten demandar frente a cualquier uso considerado
indebido de lo que pertenece a otro, alegando la “defensa de la humanidad”. Garret Hardin acuñó la expresión “la
tragedia de los comunes” para ilustrar el despilfarro y el uso desaprensivo
de lo que es de todos, que, en la práctica, no es de nadie, en contraste con
los incentivos de cuidar y mantener lo que es propio cuando se asignan derechos
de propiedad.
Con razón se considera al agua indispensable para la vida
del ser humano. Somos agua en un setenta por ciento y el planeta está compuesto
en sus dos terceras partes por agua, aunque la mayor proporción sea salada y
otra se encuentre atrapada por los hielos. F. Segerfeld
nos informa de que la precipitación anual sobre tierra firma es de
El autor explica que esto se debe a la politización de ese
bien tan preciado, situación que no ocurre cuando la recolección, purificación
y distribución se encuentra en manos privadas, que si quieren prosperar deben
atender los requerimientos del público sin favores ni componendas con el poder
gubernamental del momento.
Ejemplifica con los casos de Ruanda, Haití y Camboya, donde
las precipitaciones son varias veces mayores que en Australia. En los tres
primeros casos hay crisis de agua, mientras que esto no ocurre respecto de
Australia, por las razones apuntadas. Por esto es que el premio Nobel de Economía Vernon L. Smith escribe: “El agua se ha convertido en un bien de
cantidad y calidad demasiado importante como para dejarlo en manos de las
autoridades políticas”. En el mismo sentido, Martin
Wolf, editor asociado de Financial Times, apunta: “El
agua es demasiado importante para que no esté sujeta al mercado”.
La conservación de especies animales es un caso paradigmático.
Las ballenas se extinguen, lo que no sucede con las vacas. Esto no siempre fue
así. En la época de la colonia, se aniquilaban las vacas simplemente para usar
un trozo de cuero o para comer algo de carne, situación que hizo que muchos
mostraran su preocupación por la posible extinción de estos animales, hasta que
apareció la revolución tecnológica del momento: la marca y el alambrado
permitieron asignar derechos de propiedad y, así, conservar el ganado vacuno.
En África, se asignaron derechos de propiedad sobre los
elefantes de Zimbabwe, mientras que en Kenya los elefantes son de propiedad
común. En el último caso, en sólo once años la población de elefantes se redujo
de
Claro que la institución de la propiedad privada no asegura
que serán conservadas todas las especies animales. Por ejemplo, es poco
probable que el hombre deje de consumir antibióticos para conservar bacterias,
ya que esto pondría en riesgo la supervivencia de la especie humana. Tampoco es
probable que se desee conservar cucarachas. En la misma línea argumental, si
bien es cierto que las emanaciones de monóxido de
carbono deben ser castigadas, puesto que significan la lesión de derechos de
terceros, la polución cero es imposible, puesto que requeriría que nos
abstuviéramos de respirar, ya que al exhalar estamos contaminando.
En estos momentos se debate acerca del “efecto invernadero”
o calentamiento global debido al debilitamiento o perforación de la capa de
ozono que envuelve el globo en la estratosfera. Sin embargo, los científicos D.
L. Hartmann y D. Doeling
sostienen, en un trabajo publicado en el Journal of Geophysical Research, que en muchas extensiones ha habido un engrosamiento
de la capa de ozono. Añade que las perforaciones han hecho que al penetrar los
rayos ultravioletas y tocar la superficie marina se generara mayor evaporación
y, consecuentemente, nubes de altura, lo cual dificulta la entrada de rayos
solares y provoca un enfriamiento del planeta.
Por su parte, R. C. Balling
señala: “La atmósfera de
En este último sentido, y debido a las alarmas del tipo de
las expuestas recientemente en nuestro país por Al Gore,
es de interés citar una declaración del comité ejecutivo de
Por otro lado, en estas situaciones siempre hay equilibrios
entre las contrapartes (trade offs)
que hay que tener en cuenta. Por ejemplo, se afirma que los clorofluocarbonos
son responsables de la destrucción de las moléculas de la capa de ozono debido
a las emisiones que provocan los refrigeradores, equipos de aire acondicionado,
combustibles de automotores y ciertos solventes para limpiar circuitos de
computadores. El trade off
aparece cuando se documentan las intoxicaciones que se producen debido a la
deficiente refrigeración y acondicionamiento de la alimentación y cuando se
exhiben estadísticas de los aumentos de accidentes viales debido a la
fabricación de automotores más livianos.
En cualquier caso, donde se detecta una lesión al derecho
debe procederse a la rectificación, pero para cuidar los recursos naturales
debe despolitizarse el proceso. Es preciso abstenerse de la actitud arrogante
de pretender la manipulación del ecosistema por parte de la burocracia estatal.
Hay que permitir que la compleja información dispersa pueda ponerse de relieve
a través de los precios. Cuando se conjetura que cierto recurso será más escaso
o se atribuye mayor valor para usos alternativos, los precios se elevan, lo
cual fuerza a reducir el consumo, al tiempo que se incentiva el desarrollo de
variantes sustitutivas y, en su caso, el reciclaje.
La sociedad abierta permite establecer los ritmos óptimos
del crecimiento y asignar los recursos de la manera más adecuada a las
necesidades presentes y futuras. La intromisión del aparato estatal en la
producción a través de ideas como la del llamado “desarrollo sustentable” no
hace más que distorsionar el uso y la asignación de recursos. Por ejemplo, la
“tragedia de los comunes” irrumpe cuando se mantienen campos de forestación en
manos fiscales, lo que incentiva la tala irracional. En ese caso, nadie se ocupa
de forestar para que otros saquen buen partido de ello. La presunción de
conocimiento ha hecho que ya en la época de
T. L. Anderson y D. R. Leal, en su
obra Free Market Enviromentalism,
escriben: “El mercado libre enfatiza que el crecimiento económico y la calidad
del medio ambiente no resultan incompatibles. Los ingresos altos permiten
afrontar una mayor calidad del medio ambiente y, además, de los bienes
materiales. No es ningún accidente que los países menos progresistas tengan más
polución y más riesgos ambientales”.
*Artículo cortesía de Cato Institute para
Asuntos Capitales.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.