Una y otra vez Ebrard y Batres se refirieron a la entrega de útiles escolares con el calificativo de gratuita, ¿de qué se trata: ignorancia o mentira? Obviamente que no se trata de lo primero, sino de lo segundo, ya que bien saben que por cada uno de los útiles entregados se pagó un precio.
Se iniciaron las clases en
Los economistas sabemos bien que no
hay algo gratis y que todo tiene un costo, comenzando por el de oportunidad,
saber que los políticos, o desconocen, siendo entonces ignorantes, o niegan,
siendo entonces mentirosos. En el caso de Ebrard y Batres, quienes una y otra
vez se refirieron a la mentada entrega de útiles escolares con el calificativo
de gratuita, ¿de qué se trata: ignorancia o mentira? Obviamente que no se trata
de lo primero, sino de lo segundo, ya que bien saben que por cada uno de los
útiles entregados se pagó un precio, y ello como que dos más dos son cuatro.
El hecho es que el gobierno, en su
afán de ser, además de gobierno, hada madrina, y como tal concedernos todos los
bienes, desde albercas, pasando por bailes para quinceañeras, hasta útiles
escolares, lo que hace es quitarle a unos para darle a otros, redistribuyendo
desde los primeros hacia los segundos, lo cual viola el derecho de propiedad de
los primeros y, bien vistas las cosas, va contra la dignidad de los segundos,
quienes reciben limosna, ¡sí, limosna!, que el diccionario define como “cosa que
se da gratuitamente para socorrer una necesidad…”. Así se va creando una
sociedad en la cual encontramos, de un lado, al ciudadano mendigo y, del otro,
al gobernante limosnero[1],
es decir, al gobierno hada madrina, que siempre es gobierno izquierdista –
populista, como lo son muchos gobiernos “de derecha”, el de Calderón incluido,
que en esta materia no canta mal las rancheras. El problema, al final de
cuentas, no es que sea de izquierda o de derecha, sino que es gobierno. El
problema no proviene del adjetivo – derecha, centro o izquierda -, sino del
sustantivo: gobierno.
Por lo pronto el gobierno capitalino
ya repartió, a cargo del bolsillo de los contribuyentes, útiles escolares, y,
por lo menos hasta dónde yo sé, nadie, ni los dadores, ni los receptores, nos
han dado, ni a usted, ni a mí, ni al resto de los contribuyentes, las gracias por
haber financiado, a fuerzas (ya que los impuestos son eso, una imposición),
pero al final de cuentas financiado, la compra de cada lápiz, goma, cuaderno, juego
de geometría, diccionario, etc. con cuya entrega “gratuita” Ebrard hizo
caravana con sombrero ajeno, como lo hace cualquier gobernante que le quita a
unos para darle a otros, redistribución que es, para cualquier gobernante, el pan
suyo de cada día: gobernar se ha vuelto sinónimo de redistribuir, así sea el
gobierno panista, priísta o perredista. Insisto: el problema es el gobierno, no
su lugar en la geografía política.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.