Quizá nunca antes ha habido una confrontación tan evidente entre los radiodifusores y los poderes del Estado mexicano.
Pero la tensión estaba presente en el ambiente. El secretario de
gobernación sermoneó a los concesionarios sobre la necesidad de mejorar los
contenidos de televisión. Los líderes de las bancadas del Senado simplemente no
asistieron.
La tensión, en un momento en que se discute una nueva Ley de Radio y
Televisión después de la disputa en torno a la nueva legislación electoral,
podía palparse en el ambiente. Quizá nunca antes ha habido una confrontación
tan evidente entre los radiodifusores y los poderes del Estado mexicano.
Las discusiones en torno a la nueva Ley de Radio y Televisión son en
buena medida técnicas. Pero las diferencias entre el Congreso y la industria
pesan mucho. Los radiodifusores tienen muy presente las palabras del senador perredista Pablo Gómez quien amenazó con castigarlos con la
nueva ley.
Quienes están participando en la redacción de los documentos saben que
México debe adaptar su legislación para incorporar nuevas tecnologías. El punto
más urgente es la digitalización de la radio, indispensable en un momento en
que ya en Estados Unidos, país con el que compartimos un gran espacio de
espectro radioléctrico, se ha iniciado el proceso de
digitalización. Para las pequeñas estaciones de AM, que son las más afectadas
por la prohibición de la publicidad política, la transición a la radio digital
se ha convertido en una urgente necesidad. Sin ella, lo saben, simplemente
morirán de inanición en los próximos años.
Los temas de la renovación de concesiones y la asignación de nuevas
frecuencias son importantes también. Algunos políticos y activistas quieren que
se cancelen las concesiones que tienen las principales televisoras, Televisa y
TV Azteca, y que queden bajo control de grupos afines a ellos. Los dueños de
las empresas emisoras buscan, por otra parte, certeza jurídica para continuar
con su trabajo. En cuando a la asignación de nuevas frecuencias, un enorme
grupo de aspirantes está ya pidiendo la suya. Ahí están el gobierno y
El actual sistema de difusoras de radio y televisión, mientras tanto,
se está manejando en medio de grandes vacíos jurídicos.
No es el mejor momento para la
industria de la radio y la televisión. De hecho, quizá nunca antes había ésta
operado en un ambiente de tanta incertidumbre.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.