Es un buen momento para reflexionar sobre lo que se ha logrado en el actual sexenio y sobre los fracasos que se han registrado.
Los tiempos avanzan de manera inexorable. Este 1 de diciembre se
cumplieron cinco años del gobierno de Vicente Fox. Dio comienzo también el
último año del sexenio.
Es un buen momento para reflexionar sobre lo que se ha logrado en el
actual sexenio y sobre los fracasos que se han registrado. En el lado positivo
de la balanza está sin duda la construcción de nueva vivienda, que ha alcanzado
marcas sin precedentes en el actual sexenio. Ha habido mayor estabilidad
económica que en cualquier momento desde la década de 1960. Es positivo también
el avance en el combate a la pobreza. Se han logrado disminuciones importantes
en este rubro, que son particularmente notables si se considera que tuvieron
lugar en unos años en que la economía se mantuvo realmente estancada.
Pero ahí radica precisamente el gran fracaso de este sexenio. La
economía mexicana simplemente no ha crecido. En el gobierno del presidente Fox
se ha registrado una expansión promedio de menos del 2 por ciento al año. Esto
es un fracaso importante para un presidente que, cuando era candidato, prometió
altas tasas de crecimiento y que dijo incluso que en el último año de su
gobierno se lograría una expansión del 7 por ciento.
Hay buenas razones para pensar que la economía mexicana debiera estar
creciendo más del 3 por ciento que estamos registrando este año. Los precios
del petróleo se encuentran en sus niveles más altos de la historia. Las remesas
de los trabajadores mexicanos en Estados Unidos han alcanzado niveles sin
precedentes. El turismo, antes del huracán Wilma,
estaba atrayendo también ingresos inusitados. Las exportaciones a Estados
Unidos están creciendo a tasas razonables.
El problema es que estas circunstancias favorables no son suficientes
para garantizar un crecimiento sólido. Otros países del mundo, como China,
Chile, Corea del Sur,
Me queda claro que el fracaso económico de México no es únicamente responsabilidad
del presidente Fox. Los partidos de oposición han colaborado de manera
importante al bloquear las reformas más importantes que nos habrían hecho más
productivos. Pero a final de cuentas el saldo del sexenio es en este sentido negativo.
Al presidente Fox le queda aún un año de gobierno.
Pero es difícil pensar que en ese lapso se podrán realizar los cambios que
fueron imposibles en cinco años previos. Habrá que esperar al año que viene, y
a un nuevo presidente, para que se lleven a cabo esas reformas de fondo que
tanto necesita nuestro país.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.