La purga coloreada de verde dólar repercutirá en todo el mundo, peor aún en nuestros dolorizados y dolarizados países. Los gringos nos endilgarán una crisis monetaria, económica y de toda índole por la calidad bananera de su macroeconomía de déficits y pirámides de naipes verdes que son su mayor producto de exportación.
Cada año alguna fuerza
interna me inspira a escribir sobre esta época contradictoria que a todos los
vivos nos toca y que, para personas de mi rodada, cada vez se acerca más,
porque aunque los años duren siempre lo mismo, son
cada vez más cortos.
Al recibir el 007
rememoré con qué ánimo recibí, en Italia, el siglo XXI: dando gracias por
vivir, y en un apreciable estado de salud y de consciencia. Me ocurre lo mismo
ahora, aunque el capofamiglia
—mi padre— haya terminado en febrero su soggiorno de casi de 99 años en este planeta.
Se me acabó ese día en
definitiva el siglo XX. Y toda una época de mi vida, de mi país, y de lo que me
significaron 60 años de presencia de ese hombre interesante, agotador, trabajoso,
único, complejo, que personificó la definición de lo singular: hombre menos plural
no habré conocido. Su fin dio el cerrojazo a toda una época de México.
En este mundo cuántico el oficio más
impreciso es el de profeta, pero así y todo vale la pena aventurarse. Cité hace
un año a un pensador según quien 2007 marcaría el principio de un gran
movimiento para el mundo: “En las décadas por venir la gente mirará a este año
y dirá que este es el tiempo en que todo cambió.”
Y así fue. Estados
Unidos ya sufrió el primer gran achuchón financiero, que preludia fuera de toda
duda lo que Guillermo Fárber llama una gran purga mundial.
Nunca agrada una purga,
o una cruda, una caída, un derrumbe o una reacción violenta a un exceso. A
nadie le gusta que su karma descienda a cobrar cuentas pendientes y ajustar
desequilibrios y demencias. No es cómodo pero sí irremediable, si el cuerpo o
la mente o el espíritu han de recuperar la salud. Al omnipresente yang le urge
transmutarse en yin.
El exceso masculino necesita de lo femenino.
Esa purga coloreada de
verde dólar repercutirá en todo el mundo, peor aún en nuestros dolorizados y dolarizados países. Los gringos nos
endilgarán una crisis monetaria, económica y de toda índole por la calidad
bananera de su macroeconomía de déficits y pirámides
de naipes verdes que son su mayor producto de exportación. Si el célebre Fondo
Monetario Internacional no ha intervenido será porque no se trata —dicho con
toda falta de respeto— de Nicaragua sino del que hasta hace poco era el ombligo
financiero del mundo (Londres ha regresado por sus fueros).
Contra todo eso, hay en
México una oportunidad que da espacio a la libertad y abre una nueva opción
para defender nuestro patrimonio: la moneda de plata. La criticadísima Cámara
de Diputados ha hecho en diciembre, por una vez, algo que sí merece encomio:
una importante
declaración a favor de la plata como moneda concurrente con el peso, del
Centro de Estudios de las Finanzas Públicas, a petición del diputado David
Figueroa.
Ya los diputados habían
aprobado en abril de 2005 una iniciativa a favor de ella (pero no pasó al
pleno); el Senado la aprobó en octubre del mismo año. Y los 32 gobernadores se
pronunciaron a favor (en 2004 y 2006).
Conclusiones de
diciembre de 2007, aparte de declarar moneda de curso legal las onzas Libertad
de plata, con un valor asignado periódicamente por el Banco de México (que
nunca podrá bajar):
·
Hay que duplicar el monto de monedas de plata en circulación
y que éste sea flexible, para evitar cualquier impacto inflatorio.
·
Se puede ofrecer la plata como instrumento de ahorro a la
clase media y especialmente a la población más pobre, que no tiene opciones de
ahorro. Ahorro a largo plazo, indevaluable, con un
desempeño mucho mejor que el dólar.
·
Sacudir toda duda de que la onza Libertad entorpezca al
sistema monetario, y aclarar que la plata no pretende sustituir al peso ni
modificar el sistema de reservas del Banco de México.
·
Dejar claro que la plata no sólo sería mercancía sino
también medio de cambio y de pago.
·
Evaluar cada cinco años los resultados.
En esta Navidad vale la pena hacer
regalos auténticos, baratos y que son una pequeña joya, como las onzas
Libertad, emitidas por
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.