Ante las amenazantes elecciones presidenciales ya en puerta, el debate nacional una vez mas se centra en la necesidad de México para lograr tasas de crecimiento más agresivas que las alcanzadas los últimos años y, de esa forma, no solo crear los empleos demandados por la creciente población, sino también elevar su nivel de vida al mismo tiempo que se fortalece el mercado interno, para abandonar el empantanado sopor que nos aprisiona.

Pero, el debate ya no tiene los tintes de antaño cuando se discutía las migajas que dejarían sobre la mesa para el sector privado, en las otrora economías estatizadas acompañadas del grito de guerra, “la rectoría económica del estado.” No, eso ya no es debatible puesto que, tanto El Peje como El Moretón, tienen ya sus fórmulas listas para recuperar “el papel del estado en el control y destrucción de la economía.”

El debate ahora es más sesudo. ¿Qué tanto permitir resurja la inflación para de esa forma estimular la economía? Puesto que los sabios economistas de peluquería observan un peso fuerte como el gran problema que provoca nuestra incompetencia ante el mundo globalizado, y como productividad parece ser un concepto vedado en nuestro país, pues salud, con la aceitada de la maquinita del Banco de México que el fin ya Keynes lo afirmó: “En el largo plazo todos estaremos muertos.”  

- Hace un par de meses, fue presentado el estudio La Libertad Económica del Mundo 2005 elaborado bajo la dirección del Fraser Institute. Se trata de la más reciente versión el cual, cada año exhibe las condiciones de libertad económica que existen en más de 100 países del mundo, y más importante, que es lo que ello produce tanto en el corto como en el largo plazo.

Un grupo de prestigiosos intelectuales analizaron las posibilidades de medir la libertad económica para cada país, y así poder hacer comparaciones. De esa forma nació un trabajo en equipo dirigido hacia la construcción de un índice que permitiera hacer esta medición. En dicho equipo participaron economistas de la altura de Milton Friedman (Premio Nobel 1976), Gary Becker (Premio Nobel 1992), Douglass North (Premio Nobel 1993).

Con él se miden 38 variables a las cuales se asigna una calificación. Mientras mejor sea la calificación, mayor es la contribución de cada rubro a la libertad económica, entendida esta como afinidad con los mecanismos de mercado y la conforman: libertad de empresa, libertad de elección para el consumidor, moneda estable y un ambiente flexible para la operación de las empresas. Las variables se agrupan en estas 5 categorías: Tamaño del Estado, Estructura Jurídica y Seguridad de los Derechos de Propiedad, Acceso a una Moneda Sana, Libertad Comercial, y Regulaciones.

Desde el nacimiento del proceso, nuestro país consistentemente se ha mantenido en los últimos lugares. Este año, México ocupa el #59 y se le asigna una calificación de 6.5, por debajo de países como Kenya, Zambia. Es decir, la democracia no es la sagrada panacea que todos pensábamos, pues si la libertad para elegir a nuestros gobernantes no es acompañada de la misma libertad para elegir entre diferentes alternativas ofrecidas por el mercado, la democracia, como afirma Poppe, se convierte en el Dios derrumbado y en la tiranía de las masas.

Los primeros lugares en el índice los ocupan Hong Kong, Singapur, Nueva Zelanda y Estados Unidos. Otros países que ocupan posiciones destacadas son Inglaterra, Canadá, Irlanda, Australia, Dinamarca, pero admirablemente también, Estonia, Hungría y Finlandia ex vasallos de la Unión Soviética. Ello nos debe dar una pista: a mayores libertades económicas, mayores niveles de crecimiento, creación de valor, desarrollo y bienestar de la población

Al revisar la boleta, nos devela un México con malas calificaciones en todas las categorías. Pero hay una que las derrumba y no permiten pasemos ni de panzazo: "Estructura Jurídica y Seguridad de los Derechos de Propiedad" (3.9 sobre 10). México es tristemente famoso por su alto grado de inseguridad jurídica, y esto se refleja en el índice. Sin embargo, al revisar los niveles de regulación, orgullosamente nos llevamos medalla de plata cuando asfixiamos al mercado con ese abrazo mortal de la regulatitis, y ello nos lleva a ubicarnos en el lugar número 99 del mundo en esa categoría…. asesinando la salud de la macroeconomía.

Por fortuna, México sigue obteniendo altas calificaciones en la variable "Acceso a una Moneda Sana". La extraordinaria labor de autoridades monetarias y su triunfo contra la inflación, es la base ya establecida para el añorado despegue del resto del aparato económico hoy día aprisionado en las redes de la burocracia. Sin embargo, es la política más atacada por nuestros economistas de peluquería sin entender que, con una economía aprisionada no hay receta mágica para estimular la micro. Pero ¡cuidado! pues el Peje ya anunció el despido de Guillermo Ortiz.

Es interesante anotar dos países que, en los últimos años, han venido recorriendo de manera consistente direcciones opuestas y, me parece, deben ser nuestros puntos de referencia: China avanza decididamente hacia la eliminación de regulaciones, la economía libre, la libertad de empresa, integración comercial y ampliando las casi 20 zonas libres con las que ya cuentan, se debe convertir en el milagro económico del siglo XXI cuando crece al 10%.

Por el otro lado, Venezuela continúa agresivamente su ruta hacia un tenebroso modelo colectivista semejante al de Corea del Norte. El Chavismo ocupa el lugar 124 entre 127 países. Hace unos días, Hugo Chávez consolidó su dictadura al renovar su mandato hasta el año 2030. Pero ¡cuidado¡ de nuevo, la borracheras siempre son seguidas por las crudas, y esta, que ya llega a bacanal, no será la excepción.

Entonces, pa que dar tantos brincos con un suelo tan parejo. Los mexicanos tenemos dos alternativas. Cómo le sugirió Enrique Krauze al Peje, seguir los ejemplos exitosos de Irlanda, Nueva Zelanda, Corea o China, o, montarnos sobre la mula espantada que los tabasqueños ya nos ensillan para mantener a México aprisionado, embriagado de petróleo, sentarnos luego para recibir el Madrazo esperando el que las remesas de los paisanos lleguen a ser un ingreso superior al de la venta de la sangre del diablo, y seguir culpando a los gringos de todas nuestras desgracias.