Antes de lanzar vetos y restricciones respecto del futuro de Pemex, muchos políticos mexicanos deberían cerciorarse de no estar metiendo la pata sin remedio.
Pequeña guía práctica, dirigida a políticos, para no meter
la pata en el asunto de la reforma que requiere Pemex.
Primer paso: Guarden silencio y lean con cuidado el
documento “Las Reservas de
Hidrocarburos de México. Evaluación al 1 de enero de
Segundo paso: No hacer trampa. Prohibido saltarse la
introducción y el capitulo 2 que se llama “Definiciones básicas”. Primero hay
que entender de qué se está hablando. Así podrán saber qué son reservas
posibles, reservas probables, reservas probadas y qué son los recursos
prospectivos.
Tercer paso: Gracias a la lectura atenta deberán erradicar
de ese arsenal de frases hechas, con el que ustedes –políticos insignes-
confeccionan discursos y declaraciones, ésa frasecita tan errónea y nociva que
habla de “la renta petrolera”. No hay tal cosa. En la industria petrolera de
hoy y del futuro se acabaron los días en que bastaba estirar la mano y tomar
los frutos: ahora hay que trabajar duro, bien y con inteligencia –respetando el
saber y la técnica- para obtener beneficios, y aun así los beneficios podrían
ser inciertos. ¡Dejen de soñar en mágicas herencias de señoritos!,
¡el patrimonio hay que construirlo!
Cuarto paso: Una vez que hayan entendido todo lo que México
puede perder si no actúan rápido para permitir que Pemex
se allegue socios, compañeros, aliados o como quieran llamarles, que le
permitan a Pemex aprovechar el potencial de los recursos
en materia de gas y petróleo, busquen la asesoría de juristas calificados para
ver qué cambios deben hacerse y en dónde (Constitución, leyes, reglamentos,
catecismos ideológicos) para evitar que México, ¡otra vez!, pierda oportunidades
de crecimiento, perjudicando aún más a los mexicanos más fregados.
Quinto paso: Hagan un cálculo político –esos sí saben hacerlos– de cómo la historia y los electores habrán de
juzgarlos en unos pocos años. Podrán calificarlos como personajes valientes que
tomaron decisiones para el bien de México, y también para beneficio de sus
carreras políticas (se vale), o como ignorantes engreídos que no vieron más
allá de sus narices y cancelaron, ¡otra vez!, oportunidades preciosas para su
país.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.