Ante las últimas contorsiones de este año a punto de expirar, se me ha sugerido algo que, primero me sorprendió, me sumía luego en profunda reflexión, para arribar al grisáceo campo de una tibia excitación: Escribir acerca de mis experiencias y vivencias durante este 2005 a punto ya de abandonarnos, el cual, sin lugar a dudas, deja profundas huellas en el contexto mundial.

Aun cuando mi filosofía personal, es considerar el pasado como el canasto de las cenizas pues sé bien que las hojas secas se las lleva el viento y hay que dejar los muertos entierren a los muertos, pienso también, la historia deba ser el gran maestro. Y la del 2005 es de profundo significado y en mi caso puedo afirmar lo he vivido, como siempre y al igual que Frank Sinatra, sin conocer jamás fronteras, y en especial, a mi manera.

No hay duda de que su definición para mí ha sido la pérdida de mi padre, sin embargo, a pesar de lo doloroso que puede ser un proceso como ello, ha sido también, el de lograr esa elusiva paz al haber tenido la oportunidad de cerrar círculos con ese hombre tan importante en mi vida, y sobre todo, escuchar de sus labios, poco antes de partir, su sabia y clásica expresión: “El extraviarse no es perderse, es dilatar el arribo,” que para mí fuera de significado similar al de, “vida nada me debes, vida estamos en paz.”   

Tuvo, igual, otras tristes tonalidades cuando activado por la LUPA de mi amigo, Kiko el cabechas González Iñigo, al hacer referencia a la novela Pedro Páramo y ante la pérdida de algunos inolvidables amigos, recordé el pasaje de la cinta cuando, al arribar al pueblo de Comala, los gritos del hijo de Pedro no fueran correspondidos por los amigos que frenéticamente buscaba, porque todos habían ya fallecido. En esos momentos, tal vez por primera vez en mi vida, contemplé de cerca mi propia mortalidad desde una perspectiva diferente.

La iglesia católica y el mundo entero, pierden un gran personaje y adalid de la libertad, Juan Pablo II. La muerte de su Santidad, parece coincidir con lo que se asemeja a una debacle del cristianismo ante sus agresores seculares y, más grave, ante los vergonzosos escándalos sexuales de sus sacerdotes que postran a la iglesia a punto de la bancarrota moral, financiera, social, y especialmente, provocan el abandono masivo de sus feligreses. Ello, ante la salvaje avanzada de las olas de bárbaros musulmanes fundamentalistas, en su cruzada de aniquilación del mundo occidental.

Este año, continuando al ritmo de los versos de Sinatra, viajé y disfruté a mi manera. Viajé por México para darme cuenta de que, a pesar de las promesas incumplidas de Vicente Fox, ha sido un presidente aceptable y en especial honesto que si bien no pudo encerrar a la jauría devorando al país, cuidó los talentos que le confiamos, y por ello, siento haber sido injusto en algunas de mis críticas, al cegarme ante los diabólicos movimientos de los parásitos succionando la vida de los mexicanos, quienes lo sabotearon en cada uno de sus intentos.

Viajé por el mundo para atestiguar lo afirmado por Thomas Friedman, es ahora una planicie sin límites en la que deambulamos hacia distintos rumbos y a diferentes velocidades. Oriente, vibrante representando un futuro de gran brillo, una Europa arrugada y marchita por el pasado que ya la postra paralítica. África, mostrando la miseria humana de su enfermiza realidad y, aun más triste, un tenebroso futuro. Un medio oriente revelando sus ancestrales odios y su demencia que dibuja ya un rojizo Apocalipsis.

Un continente Americano más dividido y enfrentado que nunca. América Latina de regreso a sus extraños infiernos proyectando un espeluznante futuro para devorar a sus hijos. Unos EU, más ricos y prósperos que nunca, montados sobre la ola de la ciencia y tecnología, pero en medio de una sangrienta lucha que nadie parece entender, y en la que no habrá grises ni medias tintas; Nacen finalmente, en toda la grandeza de su libertad, los tigres que lo definan como el moderno y añorado paraíso, o, ante la ceguera de muchos, explote el hirviente capullo de una tercera guerra mundial.

Los ejemplos económicos del año los conforman China y la India. El mundo lo despide al arribar a un impresionante PIB global de 55 trillones de dólares de los cuales, los EU controlan casi el 30%. Y entre los EU, los G7 y sumando a China y la India, se apropian de casi el 70% de la riqueza mundial. China, desplaza a Japón como la segunda economía del mundo, contabilizando un PIB de 7.3 trillones de dólares, y la India destrona a la Alemania como la tercera, con números de 3.4 trillones de dólares.

Sin embargo, el verdadero milagro y ejemplo económico, no solo del año sino de muchas décadas, lo represente Irlanda cuando, saltando al quinto lugar en el índice de libertades económicas, reporta un ingreso superior a los $30,000 dólares superando países como Inglaterra, Canadá, Francia, Alemania y, lo más impresionante, Japón. Los irlandeses, sin duda, deben tener una muy feliz Navidad.

Pero a pesar de tantos acontecimientos, la pincelada especial a mi vida en este 2005, se lo ha dado el gobernador de mi estado, Eduardo Bours. Conozco al gobernador de toda la vida tanto que, me parece recordar él y Sergio Valenzuela fueron los pajes en la boda de mi hermana mayor, Silvia. Cuando me invitó a desarrollar un nuevo concepto de su gobierno en EU, me brindó también una oportunidad única: el conocer las entrañas de ese monstruo conocido como gobierno, pero no solamente “el gobierno,” sino uno muy especial, el gobierno de Eduardo Bours.

Ello, ha provocado abandone mí actitud de rechazo hacia esa institución, al atestiguar sí hay políticos íntegros e idealistas que realmente hacen de la política, como lo afirmara Gilberto Valenzuela, una vocación de almas puras. He palpado también, la forma en que esa vieja inteligenzza los embosca y sabotea en cada uno de sus pasos, con el objetivo de desrielarlos. Siento también, las frustraciones del gobernador cuando al exhibir un nuevo estilo de gobernar, diferente, claro, directo y pragmático, muchos no lo entienden.

Sin embargo, admiro la forma en que Eduardo Bours continúa caminando, confidentemente, hacia la dirección de sus sueños cuando paso a paso los convierte en realidades. Por ello, a pesar del negro panorama nacional que amenaza con devorarnos en el presente, ante este comatoso año, en un acto de profunda fe, vuelvo a creer en el futuro del país.