El 2 de julio del 2006 Andrés Manuel López Obrador estuvo a punto de ganar la elección presidencial. Ayudó también a convertir al PRD en el segundo partido del país, por lo menos en términos de su presencia en la Cámara de Diputados. No sorprende así que muchos en la izquierda hayan considerado al tabasqueño como el salvador político de esa corriente. A partir de entonces, sin embargo, López Obrador parece haberse empeñado en destruir a esa izquierda que él mismo levantó de una virtual irrelevancia.

Quizá las protestas del ex candidato y de sus simpatizantes por el resultado de la elección del 2006 tuvieron algún sentido en un principio; pero pronto se convirtieron en una molestia, sobre todo con el prolongado plantón en el Paseo de la Reforma, y después de un tiempo pasaron a ser una simple parodia. Las tácticas de López Obrador fueron dividiendo de manera gradual a un movimiento que en julio de 2006 se encontraba sólidamente unido.

Hoy la izquierda se encuentra más fragmentada y debilitada que nunca. El voto por los partidos que se presentan bajo esta bandera ha disminuido de manera muy importante en los comicios locales que se han llevado a cabo desde entonces. La votación interna para elegir a una nueva dirección del PRD, que se llevó a cabo en marzo de este 2008, se convirtió en un tragicómico desastre que los propios participantes bautizaron como el “cochinero”. Cuando finalmente se agotaron todas las instancias legales, y fue ratificado Jesús Ortega como nuevo presidente nacional del PRD, los perdedores no reconocieron el resultado. Algunos optaron por salirse del partido y otros por permanecer en él, pero no para ayudar a fortalecerlo sino para sabotear a la nueva presidencia y estar listos para tomar el control más adelante.

Andrés Manuel López Obrador y su candidato a la presidencia del partido, Alejandro Encinas, han anunciado su intención de permanecer en el PRD al mismo tiempo que han promovido una nueva alianza de izquierda con Convergencia y el Partido del Trabajo, ese mismo partido al que acusaban antes de ser una creación de Carlos Salinas de Gortari. Ricardo Monreal, hasta hace poco el vicecoordinador de los senadores del PRD (y que en el pasado fue priísta, llegando a ser vicecoordinador de los diputados del tricolor), se ha pasado a la bancada del Partido del Trabajo con el fin de mantenerle a éste las prerrogativas y dinero de ser una bancada oficial en el Senado.

No parece que se quedarán mucho tiempo los lopezobradoristas en el PRD. Pío López Obrador, hermano del ex candidato, ha declarado ya que Andrés Manuel dejará el PRD y que el anuncio se hará en enero. De ser así, la izquierda se presentaría dividida en las elecciones de julio del 2009. No sólo tendría menos votos la izquierda tras su desprestigio de los últimos dos años, sino que además éste se dividiría cuando menos entre dos grupos políticos, antes aliados pero hoy convertidos en enemigos. Los beneficiarios de esta situación serán, sin duda, los otros dos partidos fuertes del país, el PRI y el PAN.