La estabilidad monetaria es la esencia de la estabilidad económica, que no hay que confundir, ¡obviamente!, con el crecimiento y el progreso económicos.
La estabilidad económica es, ante
todo, estabilidad monetaria, que se define, de manera ideal, como una situación
en la cual el índice de precios (que, ¡ojo!, no es lo mismo que los precios) no
se mueve y, de manera práctica, como una situación en la cual el comportamiento
presente y esperado de los precios no influye en las decisiones de los agentes
económicos o, dicho de otra manera, como una situación en la cual la evolución
de los precios resulta irrelevante, lo cual supone que los cambios en los
mismos son insignificantes y no representan modificaciones importantes en el
poder adquisitivo del dinero.
La estabilidad monetaria, entendida
como una situación en la cual la evolución de los precios resulta irrelevante,
supone inflaciones o deflaciones anuales no mayores a los tres puntos
porcentuales, lo cual quiere decir que, en promedio, medidos por el índice de
precios, los mismos suben (inflación) o bajan (deflación) no más de tres por
ciento: obviamente que algunos subirán o bajarán más, mientras que otros
bajarán y subirán menos.
Por ejemplo: en el 2005 la inflación
fue 3.33 por ciento, lo cual quiere decir que, en promedio, los precios
aumentaron en ese porcentaje, pero no que todos los precios hayan aumentado en
esa magnitud: los precios de los alimentos, bebidas y tabaco aumentaron 3.31
por ciento; los de la ropa y el calzado 1.25; los de la vivienda (renta, gas,
electricidad, teléfono, etc.) 3.61; los de muebles y demás enseres domésticos
1.87; los de los bienes necesarios para la salud y el cuidado personal 3.93;
los del transporte 3.48; los de la educación y esparcimiento 5.09, y los de
otros servicios 4.42 por ciento. En promedio los precios de las mercancías
consideradas en la elaboración del Índice Nacional de Precios al Consumidor
aumentaron, durante 2005, 3.33 por ciento, acercándonos, como no lo habíamos
hecho en tres décadas y media, a una situación de estabilidad monetaria y, por
lo tanto, de estabilidad económica.
Desde un punto de vista ideal la
estabilidad monetaria supone una situación en la cual el índice de precios no
se mueve, para lo cual se requiere, o que ningún precio se modifique, o que los
aumentos (bajas) en algunos precios se compensen con bajas (aumentos) en
algunos otros.
Para que suceda lo primero (que
ningún precio se modifique) se requiere que, en todos los mercados, la oferta
de mercancías sea igual a su demanda, lo cual es imposible: ello supondría que
todos los agentes económicos, productores y consumidores, tienen un conocimiento
perfecto, no solamente de lo que está sucediendo en el presente, sino de lo que
va suceder en el futuro, lo cual es imposible.
Para que suceda lo segundo (que los
movimientos, en determinado sentido, de algunos precios se compensen con movimientos,
en sentido contrario, de algunos otros) se requiere que la cantidad de dinero
que circula en la economía aumente o disminuya en la misma proporción en la que
sube o baja la producción y comercialización de mercancías, requerimiento que,
si bien es difícil lograr al cien por ciento, no resulta imposible, tal y como
lo muestran los periodos de estabilidad monetaria, como el que disfrutamos en
México durante los cincuenta y sesenta del siglo pasado.
En términos ideales la estabilidad monetaria supone una situación en la cual el índice de precios no se mueve, lo cual se logra cuando los aumentos (bajas) en algunos precios se compensan con bajas (aumentos) en algunos otros, de tal manera que el poder adquisitivo del dinero, no con relación a una u otra mercancía, sino con relación a las mercancías en su conjunto, se mantiene constante. Y esa estabilidad monetaria es la esencia de la estabilidad económica, que no hay que confundir, ¡obviamente!, con el crecimiento y el progreso económicos.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.