Si las autoridades creen que México está hoy sólidamente posicionado como un destino seguro para el capital, esos excesos y defectos ¿se corregirán?
Leemos, en el Informe Semanal de
¿En realidad cree, quien redactó el mentado párrafo, que en
los tiempos, no tan remotos, en los cuales la deuda externa, tanto por su monto,
como por su evolución, como por los plazos de sus vencimientos, era una amenaza
para la estabilidad económica, la misma era “motivo de angustia para la
población”? ¡Por favor! ¿Cuántos mexicanos tienen los conocimientos para
predecir las consecuencias de la evolución de la deuda externa del gobierno? ¿Cuántos
mexicanos sabían, en aquellos tiempos, cuál era el monto de la deuda externa y
cuál su evolución?
Seguimos leyendo, en el documento de Hacienda, que “nuestro
país está hoy sólidamente posicionado como un destino seguro para el capital, y
la deuda ya no es un factor de vulnerabilidad para las finanzas públicas y la
economía familiar”.
¿Realmente cree, quien escribió lo antes citado, que la
economía mexicana es hoy un destino seguro y confiable para los inversionistas,
tanto nacionales como extranjeros? De que es más segura y confiable en términos
relativos, es decir, comparada con otras economías, sin duda alguna, pero de
que lo sea en términos absolutos, es decir, comparando con lo que debe ser, de
ninguna manera, y las pruebas me remito. ¿Qué tan segura y confiable puede ser
una economía en la cual basta y sobra que el Ejecutivo proponga cobrar más
impuestos, y que el Legislativo lo apruebe, para que los impuestos se
multipliquen? En una economía en la cual ello es posible, ¿el derecho de
propiedad está plenamente reconocido, puntualmente definido y jurídicamente
garantizado? No. Entonces, ¿qué tan segura y confiable puede ser, de entrada,
para los capitalistas? ¿Cuántos más capitales no se invertirían en México si se
corrigieran esos excesos y defectos? Pero si las autoridades creen que México
está hoy sólidamente posicionado como un destino seguro para el capital, esos
excesos y defectos ¿se corregirán?
Además hay que tener presente que, no por haberse reducido,
tanto su monto como sus intereses, cosa cierta, y no por haberse alargado los
plazos para su liquidación, cosa también cierta, la deuda gubernamental deja de
ser un problema. Lo sigue siendo, menor, pero problema al final de cuentas, de
entrada por una razón que, ciertamente, conoce y entiende quien redactó que la
deuda pública ya no es un factor de vulnerabilidad, ni para el gobierno, ni
para la economía. ¿Cuál es esa razón? La presión alcista que, sobre las tasas
de interés, ocasiona la demanda por crédito de parte del gobierno, sin olvidar
la equivalencia ricardiana, que afirma que la deuda
gubernamental de hoy será, mañana, o más impuestos, o menos bienes y servicios
ofrecidos por el gobierno.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.