La campaña por la Presidencia de la República empezó este 19 de enero. Una lluvia de encuestas muestra un escenario competido con una diferencia relativamente pequeña entre los tres primeros lugares.

El perredista Andrés Manuel López Obrador está en primer lugar en todos los sondeos que se han dado a conocer públicamente. Lo siguen en cercana sucesión el panista Felipe Calderón y el priísta Roberto Madrazo. Pero la carrera dista de estar definida. Cerca de un 40 por ciento de los ciudadanos no expresa preferencia por ninguno.

López Obrador arrastra el problema de la falta de credibilidad de su partido. El PRD es el partido más débil de los tres principales que se disputan la presidencia. Carece de estructura fuera de unas cuantas entidades federativas, y es inexistente en el norte del país. Pero, además, muchos mexicanos lo siguen viendo como un partido al que le gusta arreglar sus diferencias por la vía violenta. El enfrentamiento a golpes entre los seguidores de René Bejarano y la dirigencia capitalina encabezada por Martí Batres este 18 de enero, en escenas que fueron difundidas por todos los medios de comunicación, no hizo más que ratificar esta imagen.

Calderón ocupa el segundo lugar en todas las encuestas, pero su mensaje no ha logrado trascender más allá de los panistas. Las encuestas le dan una preferencia de alrededor de 30 por ciento de los electores. No es una mala cifra para empezar una campaña, pero ese apoyo se concentra totalmente en lo que los analistas consideran como el voto duro de su partido. En otras palabras, lo único que ha hecho Calderón hasta el momento es unificar el voto panista que previamente se había dividido entre él, Santiago Creel y Alberto Cárdenas.

Roberto Madrazo está en tercer lugar en la mayoría de las encuestas, pero algunas lo colocan en virtual empate técnico con Calderón. El gran problema de Madrazo es que genera el mayor voto negativo de los tres candidatos. Si quiere triunfar en la elección del 2 de julio tendrá que hacer un gran esfuerzo por eliminar lo que sus estrategas llaman la “leyenda negra” de Madrazo.

Buena parte de la cobertura de los medios de comunicación en la última semana ha tenido que ver con la disputa interna del partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina, que finalmente se resolvió el 18 de enero con la ratificación de Patricia Mercado como candidata presidencial. La verdad, sin embargo, es que ni ella ni Roberto Campa, postulado por Nueva Alianza, un partido que tiene lazos estrechos con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación de Elba Esther Gordillo, pintarán en la carrera. Las encuestas son muy claras cuando nos dicen que la elección se dirimirá entre los candidatos del PRD, el PAN y el PRI.

La carrera apenas está empezando y las cosas pueden cambiar de manera dramática en los próximos meses. Recordemos simplemente que a estas alturas del juego hace seis años Francisco Labastida tenía una ventaja que se consideraba imbatible.