Felipe Calderón no perdió, ya había perdido la batalla desde antes. Los gobiernos priístas le han dejado, a Calderón, la guerra contra la delincuencia organizada. Dicha guerra ha sido el eslogan del presidente y fue, al menos en Nuevo León, el eslogan de Fernando Elizondo. El índice de popularidad de Calderón podrá mantenerse aceptable, pero hay quienes no esperamos más de lo mismo para los próximos tres o seis años.
En lo que respecta a Nuevo León, fui
observador de una campaña triste por parte del PAN. Una campaña arrolladora de
parte del PRI. Y de un cierto desánimo ciudadano que no cree en el gobierno, ni
en los partidos políticos.
De antemano intuía que el PAN no iba
a recuperar Nuevo León, porque el PAN no se merece este grandioso Estado, no
lucha por ser digno para gobernar a uno de los Estados más prósperos de todo
México. No digo con ello que el PRI se lo merezca, nadie se lo merece en
realidad, excepto nosotros los ciudadanos (y de eso incluso tengo mis dudas)
Los panistas
saben –o deben de saber– que la gente que vota por
ellos son aquellos que no esperan la propuesta populista, sino la propuesta
constructiva, aquella que genera crecimiento económico y no promueve la
corrupción. Los panistas al parecer olvidaron ese
principio fundamental del por qué alguna vez sacamos al PRI del poder: el
empobrecimiento del ciudadano y la corrupción del gobierno.
Qué es lo que se perdió o ganó,
según el punto de vista. El PRI ganó muchísima ventaja hacía la carrera por el
2012, no es el congreso lo que importa ahora, son los Estados ganados o
recuperados por el PRI lo verdaderamente importante para ese partido. La
maquinaria priísta se instrumentará desde los Estados. Como los subsidios que
otorgó Natividad González Parás (metro y agua
“gratis”) para retener al Estado de Nuevo León y apoyar a Rodrigo Medina, así
se hará en el resto del país para retornar a la silla presidencial.
Felipe Calderón no perdió, ya había
perdido la batalla desde antes. Los gobiernos priístas le han dejado, a
Calderón, la guerra contra la delincuencia organizada. Dicha guerra ha sido el
eslogan del presidente y fue, al menos en Nuevo León, el eslogan de Fernando Elizondo. El índice de popularidad de Calderón podrá
mantenerse aceptable, pero hay quienes no esperamos más de lo mismo para los
próximos tres o seis años.
En cuanto al congreso, yo veo todo
igual, un congreso que se tiene que poner de acuerdo para sacar las dichosas
reformas estructurales (tiene nombre, “reformas estructurales”, pero se ha
perdido su significado). Tenemos décadas con un congreso polarizado y
paralizado, y así seguiremos.
Algunos amigos míos creen que el PRI
va a aprobar las reformas estructurales en los próximos tres años, con el fin
de recibir un gobierno sano para el 2012. Yo creo que van a seguir con la misma
estrategia que al día de hoy: prácticas populistas, mínimo o nulo combate al
crimen organizado (está tarea se la seguirán dejando a Calderón) y aprobación
de algunas leyes que fortalecerán al gobierno, pero debilitarán aún más la
autonomía ciudadana (y harán pasar dichas leyes por reformas estructurales)
Nos quedan tres años, tres años en
los que el PRI, con las peores prácticas, recuperará al país para si mismo. Ojalá se tratara de un PRI renovado, un partido con la
lección aprendida, pero no, es el mismo partido de antaño.
Por otra parte los del PAN se
pondrán a discutir cuál es la forma correcta de entregarle el país a la ahora
oposición. Espero no tener la razón.
EntrarDurante siglos se ha debatido quién debe detentar el poder y no los límites de ese poder.