Desde que Salinas implementó sus reformas, México es un país diferente, es un país más libre, un país en el que la semilla de la economía de mercado asoma a la ventana, es ahora un gran país exportador, es un país menos estatista y menos “revolucionario.”
Hace algunos años elaboré una carta explicando el por qué
había decidido emigrar a los EU a principios de los 80s—después de que
Tuve respuestas del calibre de Milton Friedman,
George W. Bush, e
inclusive, del Presidente en turno, Bill Clinton, pero una de las que más me impactó fue la de Peter Kann, Presidente del
Consejo del Dow Jones,
empresa que publica el Wall Street
Journal. La respuesta de Peter
Kann rezaba: “Yo también soy un gran admirador de
Carlos Salinas de Gortari y de sus reformas históricas que, sin duda, en el
mediano y largo plazo le derivarán grandes beneficios a México.”
El contacto con Kann se tradujo en
una reunión en Nueva York con él y sus principales
colaboradores, Paul Steiger,
“managing editor,” y Bob Bartley, economista en jefe y editor del prestigiado
diario. Dicho encuentro se llevó a cabo en el restaurante Hudson
Club frente de las oficinas del diario en el World Trade
Center, y se convirtió en una importante lección que
recibí en cuanto al futuro de México. Estos tres pensadores coincidieron en
afirmar el impacto tan positivo que tendrían las reformas de Salinas para el
futuro de nuestra incipiente democracia y nuestra tímida economía de mercado, a
pesar de la grave crisis de 1995.
Creo importante en estos momentos, ante el nuevo linchamiento
de Salinas quien cada día emerge como el hombre fuerte del PRI, el hacer una
clara distinción de la integridad y moralidad del ex presidente y sus
históricas reformas.
Durante los últimos 20 años yo he escrito extensamente sobre
el controversial político mexicano, pero siempre he aclarado; “sin hacer
juicios morales,” es decir, mis análisis siempre han sido del punto de vista
económico y específicamente sus reformas, las que siempre he defendido y pienso
seguir haciéndolo.
Mi carta de hace 13 años recitaba: “Salinas inició un
agresivo programa de privatizaciones, responsabilidad fiscal, manejo económico
basado en el “Supply
Side” que había rescatado a los EU de su recesión
a principios de los 80s, libre comercio unilateral, guerra contra la inflación,
políticas monetarias restrictivas, etc., con la ayuda de un grupo de jóvenes
políticos que acudían con una nueva visión. Ellos ya no hablaban de la
revolución mexicana, ahora hablaban de la modernización de México, mercados
libres, federalismo, de un nuevo México compitiendo en los mercados mundiales,
de la apertura del país a la inversión extranjera.”
“La vieja guardia del establecimiento político sintió esto
como una agresión directa en contra de ellos y sus intereses, pero no estaban
dispuestos a compartir el poder que habían acumulado durante más de 70 años.
Sin embargo, Salinas, con el poder único del presidencialismo, ejecutó sus
reformas especialmente en el campo macroeconómico. Los resultados fueron
impresionantes; la inflación fue controlada, el peso se estabilizaba, la
inversión extranjera inició su arribo, privatizaciones, superávit en el
presupuesto, reservas internacionales récord, reducción de la deuda en relación
al PIB, crecimiento económico, “cierta libertad económica,” participación
política para los partidos de oposición, etc. A finales de 1993 México había
sido estabilizado y el prestigio del país renacía.
Mis críticos afirman: “Las privatizaciones de Salinas fueron
robos arreglados.” Tal vez, pero yo prefiero los activos nacionales en manos de
las empresas privadas para que compitan, y si no pueden, que desaparezcan para
que los eficientes tomen su lugar, y no en manos de los políticos corruptos que
utilizan el erario nacional para seguir sembrando ineptitud y corrupción. Los
mercados siempre funcionan dándole avenida a los eficientes y eliminando a los
ineptos. Por lo mismo, tarde o temprano las empresas privatizadas van a
funcionar—en manos de Slim o de alguien más—pero si
realmente “liberan al mercado,” funcionarán, de eso no hay duda.
Von Mises afirmaba: “Las recesiones son
buenas para podar el árbol, para que los frutos podridos desaparezcan y queden
los que se puedan cosechar.” Así deben funcionar las privatizaciones en el
largo plazo. No todos los beneficiados con ellas son bandidos, claro, hay los
Cabal Peniches, pero hay gente buena, honrada y
profesional que está haciendo la gran diferencia provocando competencia. Mientras Pemex, por
ejemplo, siga en manos del Estado, jamás va a ser eficiente. Mientras no se
ponga Pemex a competir, jamás solucionará sus graves
problemas. Los mercados y su creativa fuerza destructora son los que llevan a
cabo esa tarea.
Siguen mis detractores gritando que la devaluación de diciembre
de 1994 fue culpa de Salinas; y yo les digo que no. Fue un saboteo y el grave
error de la novatez de Zedillo
y su grupo, pero en gran parte fue promovida por el FMI y
La empresa de Banca de Inversión en la que el Jefe de
asesores económicos de Clinton; Robert
Rubin, había sido Presidente y todavía era uno de sus
principales socios, Goldman Sachs,
fue la encargada del rescate mexicano, el mismo que a Rubin
lo hizo 100 millones de dólares más rico—depositados en su Trust
en el Northern Trust Bank—e hizo que México absorbiera los billones de dólares
emitidos por el FED sin respaldo para mantener la inflación lejos de los EU.
Yo seguiré insistiendo, desde que Salinas implementó sus
reformas, México es un país diferente, es un país más libre, un país en el que
la semilla de la economía de mercado asoma a la ventana, es ahora un gran país
exportador, es un país menos estatista y menos
“revolucionario.” ¿Cuáles fueron las motivaciones de Salinas?, lo ignoro, lo
que sí conozco son los resultados.
Yo nunca he promovido que se canonice a Carlos Salinas de
Gortari, yo sólo insisto en que sus reformas eran las que el país requería en
esos momentos, y él las implementó. Yo no espero a futuro ver en cada esquina
iglesias dedicadas a San Carlos Salinas de Gortari, pero sí espero ver un país
libre, próspero, democrático, resultado, en gran parte, de las reformas del
“demonio Salinas” y que, en medio de la lucha política, han quedado
incompletas, patulecas e inservibles.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.