Semana de acontecimientos, si no dramáticos, de gran significado para el futuro de la humanidad, fue la que acabamos de atestiguar durante los últimos siete preocupantes días: La extraña reunión anual en Davos que cada año modifica su contenido, para luego emerger como una moderna torre de Babel. El final del histórico navegar de Alan Greenspan al frente del organismo mas poderoso del mundo; el FED. El informe del presidente Bush al Congreso de los EU el cual, se tornó en mensajes de ángulos sombríos, pero necesarios, presagiando una tormenta aun más grande que la que zarandea al mundo en estos momentos.

La aprobación de parte del Congreso del nuevo miembro de la Suprema Corte de Justicia de los EU, dibujando una nueva tendencia. La elección de un nuevo primer ministro de corte liberal en Canadá, con la expulsión de su gobierno socialista de los últimos once años. La ya clara declaratoria de guerra entre Hugo Chávez y los EU. Y para cerrarla con broche de oro, un extenso articulo de la prestigiada periodista, Anastasia O’Grady, en la página editorial del Wall Street Journal en el que, de cruda forma, expone el posible calvario hacia el cual se dirige México frente a las elecciones de verano.

La capirotada de Davos, la podemos resumir citando algunos párrafos de los extensos escritos publicados por varios participantes, todos ellos con un gran preocupante común denominador: “Estado mío, de nuevo, en tus manos encomiendo mi espíritu.”

"El Estado murió, viva el Estado", describió ese nivel de espíritu: "Pobre América Latina. Camina y camina, experimenta todo a lo que tiene derecho y también aquello a que debería tener derecho, pero no sale del mismo lugar. Ha sido didáctico, aunque triste, en los 15 años que he acompañado los encuentros del Foro Económico Mundial ver los caminos del continente. Hubo de todo, desde la entronización del mercado como respuesta para todos los problemas de la región, hasta, en este año, el retorno del papá Estado después de que se descubrió (tardíamente) lo obvio: todo lo que la ciega adoración al mercado produjo fue el olvido de América Latina, atropellada por India y China"… quienes sí aplican bien el mercado.

"Sintomático que, hasta Ernesto Zedillo Ponce de León, el ex presidente mexicano que adoró al mercado durante su período de gobierno, haya redescubierto al Estado al hacer una evaluación de los motivos que llevaron a América Latina al ostracismo. Primero, claro, Zedillo reclamó que América Latina "no abrazara más decididamente la economía de mercado", pero luego enmendó: "No habrá economía de mercado sin un Estado más fuerte".

"El "Estado más fuerte" de Zedillo debe ser capaz, al contrario del pasado, en que era "autoritario, más no fuerte", de desempeñar sus "funciones básicas", entre las cuales citó asegurar el respeto a las reglas de la ley, la seguridad pública y los derechos de propiedad, pero también "los bienes públicos que no pueden ser fortalecidos por el sector privado, así, por definición". "En boca de un ultraliberal como Zedillo, es un tremendo avance (o un tremendo retroceso, dependiendo de su gusto, lector).

El segundo gran acontecimiento. Termina la era de Súper Alan después de encabezar el FED durante 18 años, en medio de avalanchas de opiniones entre las cuales, el legendario Milton Friedman en un artículo, en el mismo Wall Street Journal, le rinde un homenaje especial aun reconociendo sus diferencias, pero aun más sus resultados. Unos le reconocen la sabiduría para manejar las crisis financieras de la caída de la bolsa en 1987 y, un par de años después, la explosión de las Savings and Loans con una factura de 500 mil millones de dólares. Otros le critican su sociedad con Robert Rubin para el rescate mexicano de 1995 lo cual, desde sus perspectivas, produjo luego la crisis monetarias asiáticas  y la rusa.

Sin embargo, en medio de la tempestad de opiniones, podemos resumir con una frase: El mundo, durante los últimos 18 años, tuvo la gran suerte de tener al frente del Oráculo de los Dioses, el FED, un hombre que ha logrado el status de “maestro.” Es bien sabida la forma en la que el FED controla la economía y la política monetaria mundial—aun que Hugo Chávez venda los suyos—Entonces, ante la partida del maestro heredero de Ayn Rand ¿ahora quien podrá protegernos?

Pasamos luego al mensaje del presidente Bush en el cual, por si había alguna duda, reafirma su condición de guerrero asegurando, una vez mas, su inquebrantable intención de continuar la lucha contra el terrorismo mundial agregando a su receta un nuevo ingrediente. Una clara advertencia a Irán para abandonar su belicosa actitud y, sobre todo, sus planes, ya en acción, de no continuar con su frenética búsqueda de armas nucleares. No hay duda de que Irán se encuentra en las mesas de planeación de los comandantes militares estadounidenses, para una posible acción de guerra.

Finalmente y por falta de espacio, cerramos con la publicación de Anastasia en la cual, de forma asertiva pregunta a los mexicanos ¿Qué quieren? ¿Seguir la caponera de Calderón resumida en dos palabras, modernidad y competencia, o, las verdaderas propuestas en la mente de López Obrador? No dejar que los malos negocios quiebren, remplazar máquinas con brazos y así crear empleos, un economista keynesiano al frente de la Secretaria de Hacienda. ¿Keynesiano? ¿Con que se come? Con los mismos utensilios con lo que comimos lo servido por Echeverría y López Portillo.

Las ideas de Calderón de relaciones mejores y más estrechas con EU y Canadá establecidas al mismo nivel, o, las de AMLO y Madrazo de revisar el TLC, para, luego proceder cediendo al canto de la sirena de Caracas, con la segura posibilidad de ciegas sociedades y así caer en las huestes de de Perfectos Idiotas Latinoamericanos encabezados por Chávez, y su odio visceral contra los gringos que expulsa a borbotones. Cinco meses en política es una eternidad y todo puede cambiar. Pero el debate está ya planteado. El camino que los mexicanos elijamos, tendrá un significado histórico no solo para México, sino también para los EU.

Yo sólo espero que realmente hayamos entendido el mensaje de ese gran liberal, Ernesto Zedillo. No más estado, sino un estado lejos del concepto que nos quieren de nuevo servir: aquel estado corrupto, autócrata, sin respeto por la ley. Zedillo recomienda un estado honesto que nos proteja y, sobre todo, finalmente derrumbe las barreras que nos aprisionan al mismo tiempo que hace de la ley, la única dictadura y de la libertad nuestro modus vivendi. ¿Nos vamos o nos quedamos?