Ustedes no están para saberlo, ni yo para contarlo, pero tengo un amigo, buen economista, de los que usan la lógica y no las matemáticas, de los que utilizan el método lógico deductivo, no el empírico inductivo, economista sensato...
Ustedes no están
para saberlo, ni yo para contarlo, pero tengo un amigo, buen economista, de los
que usan la lógica y no las matemáticas, de los que utilizan el método lógico
deductivo, no el empírico inductivo, economista sensato, de los que siguen el
camino que va desde Francisco de Vitoria y Juan de Mariana (Escuela de
Salamanca) hasta Murray Rothbard y Hans Hermann Hoppe (Escuela Austriaca),
amigo que fue contratado por un banco comercial para redactar un manual de
educación económica y financiera, tema de moda, sobre todo entre las
instituciones financieras, en general, y entre los bancos, en particular.
El contrato, y su
cumplimiento, le valieron a mi amigo una cierta cantidad de dinero, a manera de
honorarios por el trabajo realizado, que tuvo como consecuencia que en el mes
en el que se le pagó sus ingresos resultaron 91.5 por ciento mayores que los
obtenidos, en promedio, los doce meses anteriores. Sin duda alguna a mi amigo,
desde el punto de vista pecuniario, le convino el trato con el banco comercial.
Sí, pero…
Repito: el trabajo
realizado y entregado le valió a mi amigo, en un determinado mes, prácticamente
el doble de los ingresos que, en promedio, obtuvo durante los doce meses
anteriores, ingresos que, según me informa, fluctuaron poco, pudiendo
considerarse, para todo efecto práctico, constantes, cantidad sobre la cual, de
pronto, recibió un 91.5 por ciento más, lo cual, obviamente, no estuvo mal. Sí,
pero…
¿Por qué el pero? ¿Por qué cree usted? ¿Por los
impuestos? ¡Correcto! ¡Por los impuestos que, cuando del ingreso se trata,
siguiendo en ello al pie de la letra lo propuesto por Marx y Engels (véase la parte final del Manifiesto comunista), en México se cobran de manera progresiva, de
tal manera que a mayor ingreso generado mayor porcentaje expoliado!
Vuelvo al caso de
mi amigo. En el mes en cual se le pagó por el trabajo realizado, su ingreso
resultó 91.5 por ciento mayor que su ingreso promedio de los doce meses
anteriores. ¿Qué pasó con el pago de sus impuestos? ¡Que resultó 192.5 por
ciento mayor que el promedio de impuestos pagados durante los doce meses
anteriores, todo por obra y gracia de la tasa progresiva con la que se calcula
y se cobra el impuesto sobre la renta, tasa que el año pasado llegó hasta el 28
por ciento y que este año alcanza los 30 puntos porcentuales!
En pocas palabras:
en un determinado mes el ingreso de mi amigo resultó 91.5 por ciento mayor que
lo normal, pero su pago de impuestos terminó siendo 192.5 por ciento mayor que
lo habitual, por lo cual todos los defensores de la justicia social han de
estar jubilosos, al tiempo que los defensores de la justicia sin mayores
adjetivos (que es la única que verdaderamente existe) han de estar indignados,
tal y como lo está mi amigo, a quien no le queda, mientras los legisladores no
entren en razón, más que pagar al grito de ¡Viva
la expoliación legal!
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.