En la primera entrega supuse que, año tras año, el monto de inversión extranjera directa, destinada a México, había aumentado, lo cual llevaría a la conclusión de que la competitividad del país, definida como la capacidad para atraer, retener y multiplicar inversiones, se había consolidado, conclusión que, de haber sido el caso, hubiera sido precipitada, ya que una cosa es que la inversión extranjera directa aumente, y otra que aumente todo lo que podría aumentar si la competitividad del país fuera la mayor posible, ¡que no lo es!

En la primera entrega supuse que, año tras año, el monto de inversión extranjera directa, destinada a México, había aumentado, lo cual no pasó de ser un supuesto, ya que, en los últimos años, el monto de inversión extranjera directa, destinada a nuestro país, ha venido cayendo, tal y como lo muestran los datos de la balanza de pagos: en 2007 la inversión extranjera directa hacia México sumó 27 mil 440 millones de dólares; en 2008, 23 mil 682 millones y, en 2009, 12 mil 522 millones. Es cierto, buena parte de la contracción, tanto en 2008 y 2009, se explica por la recesión que afectó a la economía de los Estados Unidos, país del cual proviene el 48.5 por ciento de la inversión extranjera directa. Es más, si analizamos el comportamiento de la inversión extranjera directa a lo largo del primer trimestre, de los últimos cuatro años, resulta que entre enero y marzo de 2010 se registró un repunte en la misma: 2007, 10 mil 174 millones de dólares; 2008, 6 mil 395 millones; 2009, 3 mil 992 y, 2010, 4 mil 333 millones de dólares. Entre enero y marzo de este año el flujo de inversión extranjera directa hacia México resultó 8.7 por ciento mayor que el del año pasado, lo cual, si bien es cierto que apunta en la dirección correcta, dista mucho de ser prueba suficiente de que, como lo señala la propagando del gobierno, México se consolida como destino para la inversión extranjera directa.

Comparemos el flujo de inversión extranjera directa, en el primer trimestre, para los diez primeros año del siglo XXI: 2001, 3 mil 539 millones de dólares; 2002, 5 mil 009 millones; 2003, 3 mil 904 millones; 2004, 9 mil 123 millones; 2005, 6 mil 288 millones; 2006, 7 mil 267 millones; 2007, 10 mil 174 millones; 2008, 6 mil 395 millones; 2009, 3 mil 992; 2010, 4 mil 333 millones de dólares. En promedio, el flujo de inversión extranjera directa, entre enero y marzo, de 2001 a 2010, ha sido de 6 mil 002 millones de dólares, promedio que sirve para ver si, en la materia, vamos mejorando o no: si el flujo es mayor que el promedio vamos bien, si es menor vamos mal, como mal hemos ido en los dos últimos años, y no solamente por culpa de la recesión estadounidense, sino por la falta de competitividad que afecta a nuestra economía, comenzando por el monopolio gubernamental en la industria energética.