A ver si de una vez por todas no se aprende que el control de precios es más costoso que querer evadir la realidad. En economía los errores, los precios mentirosos se pagan más temprano que tarde.
Si los legisladores desean gasolina barata para los consumidores, lo peor que pueden hacer es exigir al gobierno federal que “congele” su precio. La manera correcta para que un precio baje es que la oferta aumente. Piense el lector en frutas ó verduras. Su precio varía en función de su escasez ó abundancia. A mayor abundancia, menor precio y a mayor escasez, mayor precio. Son las leyes de la oferta y la demanda y la historia nos demuestra lo nefasto que es la intervención gubernamental cuando pretende ir contra el mercado, contra las leyes de la oferta y la demanda.
Un burócrata simplemente no posee la información de todos los precios de todos los mercados. De hecho, nadie, ningún consumidor conoce todos los precios de la economía. Lo poco que conocemos son los precios de los bienes que habitualmente consumimos. A menos que el lector sea carpintero, le aseguro que no conoce con exactitud el precio de las distintas sierras y marcas que usa un profesional de la madera. Menos aún un burócrata desde un escritorio.
Si los legisladores desean que la gasolina deje de subir su precio, deberían, en especial los priistas, permitir un cambio en la constitución que permita inversión privada nacional y extranjera en refinarías. Ello permitiría aumentar la oferta de gasolina con la consiguiente baja de precios. Lo anterior haría que el país dejara de depender de las importaciones de gasolina (40%) cara hecha en EU. Se aprobó la construcción de una refinería con recursos gubernamentales que aún brilla por su ausencia y que costaría cerca de 10 mil millones de dólares. Los expertos indican que se requieren de 5 ó 6 refinerías. Obvio, sólo con capital privado se lograría esto. En más, como están los precios y el margen de utilidad en la refinación, es económicamente más eficiente ya no construir la refinería aprobada, sino que PEMEX adquiera una en el extranjero.
La congelación del precio de la gasolina en 2008 tuvo un costo fiscal enorme (de más de 200 mil millones de pesos) que puso en riesgo a las finanzas públicas. Luego el gobierno se puso las pilas y a finales del 2009 retomó la política de administración de los precios internos de los combustibles y que consiste en llevar a cabo incrementos en los precios a las gasolinas (magna y Premium) para reducir paulatinamente la diferencia entre el precio nacional y el internacional y con ello también reducir paulatinamente los enormes subsidios a este combustible.
No obstante lo anterior, el alza continua del barril del petróleo desde el principio del año, ha hecho que el subsidio a las gasolinas aumente de tal manera hasta llegar a un promedio de 2.50 pesos por litro, después de que a finales de septiembre del año pasado alcanzara un mínimo de 50 centavos. Ello ha triplicado el costo de los subsidios que la Secretaría Hacienda había estimado en 30 mil millones de pesos, para situarlo en cerca de los 170 mil millones al cerrar el presente año (cifra nueva estimada)
Como verá el lector, la exigencia legislativa de congelar el precio de la gasolina además de ridículo es simplemente inviable, irresponsable, y pondría otra vez en riesgo a las finanzas públicas.
Los legisladores argumentan que el alza programada de las gasolinas constituye “un gasolinazo” que afectará a la inflación y por ende al bolsillo de los mexicanos. Esta posición sólo refleja ignorancia económica pura.
Antes de exigir disparates, los legisladores deberían ponerse a estudiar cuál es la real ponderación de la gasolina (y de los combustibles en general) en los índices de precios al consumidor y al productor. Ignorar estos datos es caer en la demagogia, como suelen hacerlo con frecuencia nuestros legisladores. Les ayudo un poco.
La gasolina como parte del Índice Nacional de Precios al Productor (INPP), tiene una ponderación muy pequeña, del 0.18%, es decir, 18 centavos de cada 100 pesos invertidos por los productores en sus insumos, mientras el combustóleo es el triple y el diesel el doble respecto de la gasolina. Por tanto, en materia de formación de precios de los productores, los precios de las gasolinas son muy marginales. ¿Cuál gasolinazo?
En el caso del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), la gasolina magna tiene una ponderación de 3.2% y la Premium de 0.5%. Si bien es cierto la gasolina magna tiene un impacto relativamente mayor al consumidor, su peso sigue siendo pequeño en relación a su bolsillo, lo que se refleja en una elasticidad precio de gasolina negativa (demanda poco sensible ante cambios en los precios). Lo anterior se debe a que poco más del 80% del consumo de gasolinas es consumida por los 5 deciles de ingresos más altos (ver encuesta ingreso-gasto de los Hogares de INEGI). Tan sólo el decil mas alto (X) por sí solo consume alrededor de 30% de la gasolina y los deciles más bajos de ingresos apenas consumen el 2% de la gasolina. Otra vez, ¿cuál gasolinazo?
Lo cierto es que los subsidios a la gasolina sólo benefician a los que más tienen y el impacto inflacionario es muy marginal (como lo demuestran los índices, datos duros y no especulaciones).
Los legisladores deberían estar al día y saber que a diferencia de los años priistas en que los ajustes a la gasolina eran brutales (100,200 y hasta 300% de golpe), el famoso gasolinazo no es más que un fantasma, un fantasma cuyo espectro político está vivo y que es muy peligroso para las finanzas del Erario.
Algunos mexicanos se quejan de los actuales precios de la gasolina. Deberían saber que tenemos una gasolina subsidiada, de las más baratas en el mundo. Para muestra un botón, el litro de gasolina en Europa oscila entre 35 y 45 pesos (al tipo de cambio de México). No es que estemos a favor del alza de precios de la gasolina ó la tortilla (no se trata de mi voluntad, sino de oferta y demanda, así de simple), pero la forma en que se pretende evitar es un error garrafal y muchos mexicanos no están conscientes de ello.
A ver si de una vez por todas no se aprende que el control de precios es más costoso que querer evadir la realidad. En economía los errores, los precios mentirosos se pagan más temprano que tarde.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.