¿Quién es el valiente capaz de distinguir entre el aumento justificado, y el injustificado, de precios?
Hay declaraciones, sobre todo de funcionarios públicos, y sobre todo cuando su función pública se encuentra fuera de lugar, que dan mucha tela de donde cortar para la crítica y el comentario. Una de estas fue hecha recientemente por Bernardo Altamirano, quien encabeza la Procuraduría Federal para la Defensa del Consumidor, quien dijo que “no se justifica ninguna alza (de precios) ante la depreciación del peso frente al dólar”; que la procuraduría a su cargo “intensificará la vigilancia a través de los operativos de verificación para evitar alzas no justificadas, mientras el mercado cambiario continúe volátil”; y que “a nadie le conviene apostarle a una escalada de precios, pues se convierte en una espiral inflacionaria donde todos los sectores resultan perjudicados”, por lo que exhortó a la ciudadanía a denunciar ante la procuraduría “cualquier incremento injustificado”. Aclaro lo siguiente.
Uno. La devaluación del peso frente al dólar es ya un alza de precios, en primer lugar del precio de la divisa estadounidense y, en segundo término, de todas las mercancías importadas, desde materias primas hasta bienes de consumo final. Dos. Quiero conocer al valiente que nos diga, con exactitud, en qué caso sí, y en qué caso no, se justifica el alza de precios. Al final de cuentas, o por principio de ellas, un alza de precio se justifica (por raro que parezca) cuando el oferente, ante la expectativa de “a ver si es chicle y pega”, aumenta el precio del bien o servicio que ofrece, ¡con la intención de ganar más!, alza ante la cual el consumidor decide si compra o no. Tres. Una espiral inflacionaria, entendiendo por tal el alza sostenida del índice de precios al consumidor, nunca es la consecuencia del aumento en algunos precios, aunque su origen sea la devaluación del tipo de cambio peso – dólar, sino de la política monetaria expansionista del banco central, misma que el Banco de México no está practicando, por lo que la devaluación no puede dar como resultado tal espiral inflacionaria. Cuatro. Preocupante que el procurador llame al consumidor a denunciar los incrementos injustificados de precios porque, insisto en la pregunta, ¿quién es el valiente capaz de distinguir entre el aumento justificado, y el injustificado, de precios?
Lo dicho por el procurador Altamirano, dichos que vistos desde el punto de vista de la teoría económica no tienen sentido, ¡por más que aparezcan como políticamente correctos!, es consecuencia de creer que una de las funciones de la procuraduría del consumidor debe ser vigilar los precios, y en su caso impedir aumentos injustificados de los mismos, función que muestra ignorancia en torno a qué es un precio, a qué tareas desempeña un precio, y a qué se necesita para que el precio desempeñe correctamente dichas tareas. Es por esto que en el primer párrafo hice alusión a lo “fuera de lugar” que se encuentran ciertas tareas de ciertos funcionarios públicos, tareas que, insisto, pueden verse como políticamente correctas pero que, desde el punto de vista de la economía, no tienen ni pies ni cabeza.
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