La semana pasada se llevó a cabo una extraordinaria conferencia sobre el futuro de la alianza que forjaron hace dos décadas México, Estados Unidos y Canadá, organizada por el Centro de Estudios para Norteamérica.
La semana pasada se llevó a cabo una extraordinaria conferencia sobre el futuro de la alianza que forjaron hace dos décadas México, Estados Unidos y Canadá, organizada por el Centro de Estudios para Norteamérica (CNAS, por sus siglas en inglés) de American University, que preside el célebre académico Robert Pastor.
La conferencia la concibió Pastor alrededor del cumpleaños 20 del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y su título es revelador de las intenciones de su gestor: “La brecha entre la promesa del TLCAN y la realidad de Norteamérica y cómo acortarla.”
La tesis de Pastor es que los frutos de crear el TLCAN en 1994, de mayor crecimiento y prosperidad en la región, se dieron cabalmente –a pesar del error de diciembre y la debacle subsecuente en México- entre su entrada en vigor y 2001, cuando su participación del Producto Mundial Bruto se elevó del 25% al 36%, sólo para caer a la primera cifra en el 2012 al fallar en profundizar la integración regional.
Los ataques terroristas ocurridos el 11 de septiembre de 2001 y la subsecuente obsesión en EU por elevar su seguridad nacional y proteger sus fronteras, resultó en obstáculos formidables al comercio con sus dos vecinos y socios comerciales y en la elevación de sus costos, mientras otras naciones, como China, se vieron favorecidas.
La conferencia tenía la ambición de trazar el mapa de la ruta a seguir para alcanzar la cabal promesa insatisfecha de nuestra integración económica regional, para competir con mayor ventaja frente a los bloques comerciales existentes en Europa y el que se gesta en el sudeste asiático.
Pastor se inspiró en el discurso pronunciado en México por el vicepresidente de EU en septiembre pasado, en el que detalló una ambiciosa agenda para la integración del área afirmando que “no había ninguna razón para que Norteamérica no sea la región más próspera y económicamente viable del mundo en el siglo XXI.”
Joe Biden llamó a los habitantes de los tres países, “gente que trabaja duro en construir nuestra comunidad económica desde sus cimientos, cada solitario día. Nuestra labor es tomar las arduas medidas que faciliten su tarea…, estamos persuadidos del mensaje, ahora tienen que forzarnos a hacerlo, ¡fuércenos a hacerlo!”
La conferencia se dividió en cinco paneles que abordaron los siguientes temas:
La competitividad en un mundo de tres regiones, donde se exploró cómo elevarla en Norteamérica. Entre las recomendaciones que salieron de este panel está proceder a fusionar las instituciones bilaterales que existen en los tres países en entidades trilaterales que se aboquen a resolver problemas fronterizos y de infraestructura de la región, entre otras muchas y exhaustivas conclusiones.
Responsabilidad compartida y colaboración institucional en temas de seguridad y reforma judicial, mesa en la que se exploraron los diversos ángulos de este complejo asunto y cómo los enormes recursos que se han invertido en EU para elevar la seguridad de su frontera sur (200 mil millones de dólares) se pudieron usar más efectivamente en el desarrollo económico y físico de la región.
Energía y medio ambiente. Aquí se discutieron cómo alcanzar mayor eficacia en el uso de energéticos y conseguir la aplicación de políticas homogéneas de protección ambiental, al tiempo que se integran mejor las industrias petrolera y eléctrica, con el potencial de otorgarle una ventaja comparativa única y enorme a Norteamérica.
Durante la comida se discutieron asuntos migratorios y los resultados de las encuestas de opinión pública que el CNAS levantó en los tres países, justo ante de la conferencia. En el primer tema, no quedó claro si había la posibilidad de que prospere la reforma migratoria en EU y que es indispensable elevar el crecimiento económico de México, y en el segundo resultó evidente que los habitantes de la región quieren una mayor integración de lo que piensan sus autoridades.
Organizando a los tres países y a sus gobiernos para cerrar la brecha: Visión e instituciones versó sobre la ingente necesidad de crear instituciones trilaterales, pues hay un vacío casi total, pero que es necesario evitar tejer un denso enjambre burocrático como el de la Unión Europea.
Por último se les presentaron a las autoridades de los tres países que acudieron a una sesión final, el resumen y las conclusiones de la conferencia con la intención de que las hagan llegar a la próxima cumbre trilateral de líderes que ocurrirá en México en febrero del año próximo.
Ya habrá ocasión de comentar con mayor detenimiento lo discutido en esta notable y original conferencia.[1]
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.