Históricamente, nuestra región sabe que los autoritarismos atentan contra el periodismo mientras que la gobernabilidad y consolidación democrática están en directa relación a su libre ejercicio
La historia latinoamericana del siglo XX y comienzos
del XXI se ha caracterizado por una constante inestabilidad reflejada en
democracias frágiles, dictaduras y populismos que en definitiva lo único que
consiguieron fue retrasar el desarrollo de nuestra región coartando su
libertad, ya sea en su dimensión política, económica, social y de expresión.
En ese sentido, los populismos tienen en común con las
dictaduras que ambas tienen una política comunicacional
similar destinada a menospreciar el ejercicio del periodismo, es decir,
restringen su libertad utilizándolo como arma política y construyendo
"ejércitos mediáticos" al servicio de su causa. Se autoproclaman
un gobierno popular que interpreta la voz del pueblo y que por tanto cree poder
"fabricar" una verdad, decretada como verdad única.
Los populismos analizan los medios de comunicación
exclusivamente como un campo de batalla política y definen estrategias al
estilo "batalla de las ideas", "ejércitos de periodistas",
"combates comunicacionales" o
"terrorismo mediático", cargando el discurso de un sentido bélico que
no deja espacio para la crítica libre, la oposición, la discrepancia y con ello
la expresión libre de las ideas, cuestión propia de la democracia deliberativa.
Es decir, al igual que las dictaduras, construyen ejércitos mediáticos
organizados en forma centralizada que poseen un discurso homogéneo destinado a
fortalecer al caudillo que está en el poder. Y cuando no es expresamente atacado,
ya sea en forma directa o indirectamente, de manera física o verbal, la
violencia implícita en el sistema genera autocensura y restringe en forma
dramática la agenda sobre la cual el periodismo trabaja limitando así la
calidad de la información que los ciudadanos reciben.
Históricamente, nuestra región sabe que los
autoritarismos atentan contra el periodismo mientras que la gobernabilidad y
consolidación democrática están en directa relación a su libre ejercicio. Es de
esperar entonces que, de cara a los procesos electorales que se avecinan en el
vecindario, la preocupación de los analistas no sólo este centrada en los
"ofertones electorales", las orientaciones
de izquierda o derecha de los candidatos, o los indicadores de crecimiento
económico y bienestar socioeconómico, sino que también, y principalmente, en
los grados de libertad, tolerancia y responsabilidad que ellos defiendan y
promuevan.
Que tan tolerante y democrático es, por lo ahora visto
y oído, el Peje?
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.