La Universidad Autónoma Metropolitana fue creada bajo el mandato del presidente izquierdista Luis Echeverría Álvarez en 1974 en tiempos muy diferentes a los que actualmente vive nuestro país. En aquellos tiempos, el comunismo encabezado por la URSS y China todavía tenía prestigio, hoy en día ya no existen esos países comunistas y las naciones que abrazan el capitalismo están prosperando.

A la Universidad Autónoma Metropolitana se le impuso un modelo inspirado en el sistema universitario de la Rusia Soviética que gozaba de gran prestigio. Todo bajo control y centralizado en un rector general cual si fuera un rey omnisciente, omnipotente, con aparatos burocráticos que simulan democracia y con el poder que se deriva del control de los recursos financieros. Los profesores no fueron consultados para el diseño de este modelo, simplemente aceptamos dado los buenos sueldos que nos ofrecían y ahora vemos que los resultados han sido pobres, onerosos y conflictivos: Por ejemplo, estamos formando profesionistas que no corresponden a las necesidades de la sociedad mexicana, hacemos investigación que no genera industria y no generamos recursos propios por lo que estamos atenidos y subordinados al subsidio del gobierno. Hoy, la crisis de este modelo se manifiesta en el nombramiento de autoridades.

Normalmente, el rector general y los rectores de unidad son designados por una junta directiva de nueve miembros. La mayoría de esta Junta son gente externa, desconectados de los problemas de la UAM y, por tanto, carecen de incentivos para tomar la mejor decisión. La prueba está en que de cada terna pareciera que eligen al peor, nunca dejan satisfecha a la comunidad universitaria y la UAM no sale de su inercia. Los rectores designados terminan su gestión sin pena ni gloria, como si fueran figuras decorativas. Esto nos lleva a un estancamiento y nos deja rezagados de los avances de la ciencia, tecnología y economía.

A pesar del gran esfuerzo de muchos profesores, con verdadero interés científico, el sistema impuesto a la UAM anula y desprecia su labor y los conduce a un desinterés por dar lo mejor de sí. La UAM ha degenerado en formar alumnos desinteresados en la ciencia, carentes de iniciativa propia, Jóvenes profesionistas que no dominan una lengua extranjera, no son competitivos y solo se les induce a buscar una chamba para garantizar la quincena, formamos ingenieros incapaces de asumir actividades empresariales, tomar riesgos y muchos de ellos pasan a formar parte del ejército de desocupados, o a trabajar en algo que nada tiene qué ver con lo que estudiaron. Así se pierde o se destruye el talento de muchos jóvenes. La Institución tiene un modelo que ha neutralizado la capacidad de los alumnos para exigir mejor educación, educación de calidad, relevante y pertinente. Es un sistema pasivo donde a los profesores se les relega al papel de burócratas que solo deben cubrir viejos planes de estudio, es decir, no pueden influir para mejorar la educación, so pena de ser ignorados o castigados. La UAM hoy día está totalmente divorciada del sector privado, del sector comercial y de servicios. Nuestras carreras no responden a la demanda del mercado productivo ni laboral. Se diseñan planes de estudio por ocurrencia y no por lo que demanda la sociedad. Es un modelo conflictivo que propicia movimientos desesperados de huelgas, paros, y marchas, todos inútiles para conseguir mejores niveles de vida para los trabajadores. Y, la UAM, como todo aparato burocrático del Estado, ha crecido con puestos burocráticos que se antojan innecesarios. En cuanto a la investigación se reduce a publicar artículos que casi nadie lee y se editan libros que se guardan en las bodegas y, por tanto, los autores no obtienen regalías. Finalmente, los índices de titulación son bajos y cada año sube el índice de deserción.

En resumen, el modelo UAM, que hemos soportado por casi medio siglo, es obsoleto y requiere reformas urgentes en su estructura con el fin de construir una buena institución que responda a las necesidades de la sociedad en estos tiempos de competencia y globalización. De otra manera, solo seremos un centro de simulación educativa y científica, fábrica de desempleados, inútil, onerosa y prescindible.

Se proponen las siguientes reformas a su estructura:

1. AUTONOMÍA UNIVERSITARIA. Se requiere dar independencia a cada Unidad. Todas las Unidades (Azcapotzalco, Ixtapalapa, Xochimilco, Lerma y Cuajimalpa) deben gozar de autonomía académica, administrativa y, sobre todo, financiera.

2. Las autoridades deben ser nombradas dentro de cada unidad, sin injerencia de la rectoría general o de la Junta Directiva.

3. UAM productiva. Cada unidad debe vivir de los recursos que sea capaz de captar: Venta de publicaciones, venta de tecnologías, patentes, colegiaturas, servicios, etc. Debe rechazar los subsidios del gobierno.

4. Gratuidad de la educación. El subsidio que la UAM recibe del gobierno, rectoría general lo debe distribuir en vouchers universitarios. Cada mes le debe dar al estudiante un cheque para que lo pague en la Unidad donde estudia.

5. La Unidad debe ser capaz de manejar, de manera autónoma, los recursos que recibe y hacerlos públicos en internet.

Los nuevos tiempos exigen que las universidades sean ágiles, independientes, innovadoras, productivas y autónomas para transformarse y formar profesionistas emprendedores o con verdadero espíritu científico, universidades que sean capaces de reconocer y premiar el esfuerzo de sus docentes y trabajadores con mejores sueldos, pensiones y prestaciones. No transformarse nos condena a la mediocridad, a ser un lastre para México y eventualmente a desaparecer por el desarrollo de nuevas tecnologías que ya buscan brindar mejores opciones.

Corrijamos el Modelo UAM, por el bien de los alumnos, docentes, trabajadores y de la sociedad que aporta los recursos.