La engañosa creación de riqueza a base de gasto gubernamental jamás compensará la destruida por los impuestos para llevar a cabo esos gastos.
Siendo yo un joven e imberbe banquero, a mediados de
los años 70, ocupaba la gerencia de la oficina matriz de BANGANAGRI en
Hermosillo. En una peculiar ocasión, discutía con mi primo, Ernesto
Salazar, el concepto de la figura bancaria del reporto. En esos momentos,
aparece un prestigiado abogado, profesor universitario y notario de gran
demanda en la ciudad.
Le aseguro al Neto; Vamos a dirimir nuestras
diferencias y dirigiéndome al jurista le pido: “Licenciado,
quisiera nos aclarara el concepto del reporto.” El profesional se queda
paralizado y nervioso responde; “lo siento, no puedo ayudarles pues
no soy experto en derecho marítimo.” Mi primo y yo hicimos un
esfuerzo sobre humano para contener nuestras carcajadas pero luego nos
preguntábamos, ¿en manos de quien está nuestro servicio
judicial?
Sin embargo, pienso esa misma afirmación es
válida para la mayoría de las actividades profesionales que
moldean nuestro país. Pero hay una en especial sumamente venenosa;
economía. La semana pasada dediqué un escrito para exponer esa
grave enfermedad; la ignorancia e irresponsable audacia de auto coronados
analistas económicos.
Hace unos días, el “prestigiado”
columnista y ahora economista, Carlos Ramírez, lleva a cabo una
disección de dicha ciencia que en estos momentos provoca el que Malthus, Keynes, Adam Smith, Hayek
y hasta el mismo Marx, violentamente se contorsionen
en sus tumbas por mas momificadas que puedan estar sus anatomías.
Inicia afirmando el seguro Secretario de Hacienda
del PEJE, economista Keynesiano Rogelio Ramirez de
Pero la gran preocupación del Sr.
Ramírez, no es tanto el que esas ideas no puedan ser efectivas sino que,
atacan de frente lo que Buchanan señalara en su Public
Choice, la economía de la política,
cuando describe las marañas burocráticas que se han formado a
través de los años succionando la sangre de los ciudadanos.
¡Si alguien no entiende, acudir a René Bejarano y Dolores Padierna!
Prosigo aclarándole que, después fue
aplicada por Clinton cuyo primer Secretario del
Tesoro, Loyd Bentsen, en
1980 afirmara: “Nos hemos enfocado durante décadas al corto plazo
estimulando la demanda mientras abandonamos la oferta—el trabajo, ahorro,
inversión, producción. Hemos sobrestimado la demanda reprimiendo
la oferta a base de regulaciones, impuestos, inflación. El objetivo de
esta nueva década, debe ser incentivar la oferta para logar
estabilización de precios, masiva creación de empleo y
crecimiento económico a largo plazo.”
Ramírez afirma luego que, Art
Laffer engendró la teoría en una
servilleta aludiendo lo superficial de “su autor.” En primer lugar
Sr. Experto, Laffer efectivamente utilizó una
servilleta en el restaurante Michael I de Nueva York,
mas no para engendrar la teoría, sino para, de forma gráfica,
explicar el concepto a un grupo un poco más capaz que nuestros
economistas de peluquería: Robert Mundell, premio Nobel de
economía en 1999, Jude Wannisky,
presidente de POLYCONOMICS, y Bob Bartley,
economista y editor del Wall Street
Journal.
Laffer se había hecho legendario cuando en
Nuestro experto ahora afirma; “la doctrina de Laffer o de supresión de ingresos fiscales, ha
provocado graves disminuciones del gasto estatal.” Entonces
¿cómo explica que de
Ahora Prof. Ramírez, el Supply—Side no es creación de Art
Laffer. Se remonta al siglo XVIII cuando el
economista francés Jean—Baptiste Say demostraba cómo la oferta crea su propia
demanda. Es decir, los patrones pagan a sus trabajadores para producir bienes,
los trabajadores usan el dinero para comprarlos. Si el gobierno reduce impuestos
y regulaciones, las ganancias aumentan al igual que el ingreso disponible. Un
aumento de la demanda es correspondido con aumento de producción. Las
ganancias de las empresas son utilizadas para ampliar la producción,
ello provoca demanda de trabajadores, aumento de salarios y crecimiento
económico.
La engañosa creación de riqueza a base
de gasto gubernamental, jamás compensará la destruida por los
impuestos para llevar a cabo esos gastos. Cuando el gobierno expropia a X para
pagar el proyecto Y, inicia un orgasmo nacional celebrando Y, pero olvida los
agravios infringidos a X. La historia de los impuestos siempre ha sido el
desincentivar a los expropiados que, normalmente son quienes producen la
riqueza de los países. Cuando los gobiernos establecen niveles
lastimosos de impuestos, la gente prefiere trabajar menos y las empresas
emigran a lugares interesados más en su desarrollo.
Sr. Analista, a mi no me lo platicaron, lo
viví cuando las agresiones del gobierno mexicano, provocaran emigrara a
los EU para atestiguar la profecía de Hayek se
hacia realidad al sentenciar a Keynes, en el largo
plazo sus ideas fracasarían, y sonriendo Keynes
respondía; “en el largo plazo todos estaremos muertos.” Por
supuesto, él no tuvo sufrir su Stagflación.
Luego, al inicio de la década de los años 80 cuando Carter, con su personal estilo de gobernar, creara
Atestigüé también el derrumbe del
estatismo, la creación de 20 millones de empleos, el crecimiento de
más del 120% del PIB, el inicio de la economía
tecnológica, el capital intelectual y, sobre todo, la derrota final de
esa fatal Stagflación. Pero mas importante, el
regreso del poder a la sociedad civil, expropiado por el gobierno desde finales
de la guerra mundial.
Sr. Analista ¿cómo concilia el plan de
un economista Keynesiano convertido, según usted, al mercado, con las
barrabasadas del PEJE cuando promete, como Jesucristo y los panes, bajar
tarifas, ahorros automáticos del ingreso popular, medicina para las
heridas, pan para todas las bocas, consuelo para el sufrimiento, capital para
las ideas, diversión para los aburridos, leche para los niños,
vino para los ancianos, nos evite la desagradable tarea de ser
independientes y responsables para asegurar el futuro, al mismo tiempo que
sanea las finanzas del país?
Con todo respeto Sr. Analista; como dice el PEJE,
mejor cállese y no se preocupe, pues le aseguro en el horizonte no hay jupply—jide economics.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.