A Teléfonos de México se le pueden hacer muchas críticas, que abarcan desde su condición de monopolio, con el efecto negativo que ello tiene sobre el bienestar de los consumidores, hasta el posible incumplimiento de algunos de los puntos exigidos en el título de concesión, con las consecuencias legales que ello acarrea.

Con relación a lo primero cito a Livia Luna: “Hoy México confronta las tarifas telefónicas más elevadas del continente y los clientes de Telmex pagan la tarifa telefónica más alta de los 30 países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), al controlar 75 por ciento de las llamadas de larga distancia y 95 por ciento de las líneas fijas, extendiéndose a la telefonía celular con Telcel (79 por ciento del mercado), Internet y servicios derivados”. ¿Qué tenemos? Un monopolio que, como tal, obtiene rentas (en el sentido que le dio al término Gordon Tullock) consecuencia de cobrar un precio mayor al que cobraría si tuviera competencia.

Con relación a lo segundo, en una iniciativa presentada en la Cámara de Diputados por los legisladores priístas Heliodoro Díaz y Sofía Castro, se afirma, uno, que “está en entredicho el cumplimiento puntual del Título de Concesión por parte de la empresa, pues a finales de 1988 debieron haberse instalado 479 mil casetas telefónicas, pero sólo había 311 mil 100, y por ello debió haberse pagado una multa, lo que no sucedió” y, dos, que “Telmex tampoco respetó las tarifas autorizadas para llamadas desde casetas públicas, toda vez que la concesión establece la obligación de bajar las tarifas de instalación en 1994, 1995 y 1996, misma que no se cumplió y, por el contrario, hubo sobreprecio de entre el 36 y el 85 por ciento”.

Dado el supuesto (a mi no me consta que así sea) incumplimiento del título de concesión por parte de la empresa telefónica, los mentados diputados propusieron ¡la nacionalización del Telmex!, empresa que, por donde se la vea, es nacional, por lo que su nacionalización resulta improcedente. Lo que pretenden los legisladores priístas (ojo: del PRI) es la expropiación y gubernamentalización (estas son las palabras correctas) de Telmex, por considerar, no solamente la supuesta violación del título de concesión, sino los ingresos generados por el empresa. Cito de la iniciativa presentada por Díaz y Castro: “En 2005, los ingresos totales obtenidos por Telmex y sus empresas subsidiarias en México y Latinoamérica totalizaron 162 mil 948 millones de pesos, 12.6 por ciento mayores a los obtenidos en 2004, que fueron de 144 mil 677 millones de pesos. En mérito de lo anterior, resulta inadmisible que la riqueza generada por Teléfonos de México y sus filiales no se distribuya".

¿Cuál es el argumento para expropiar y gubernemantalizar Telmex? La cantidad de ingresos que genera. Así las cosas, yo le pregunto a Díaz y Castro: ¿a partir de que nivel de ingreso debe expropiarse y gubernamentalizarse una empresa? ¿A partir de qué monto el ingreso de una empresa resulta injusto, razón por la cual hay que dárselo a los pobres?

La propuesta de los legisladores priístas es una muestra más de las tonterías que, en términos generales, y con relación a asuntos de economía, se les ocurren a los encargados de hacer las leyes en este país. ¿Cuál es la propuesta correcta con relación a Telmex? La apertura del sector a la competencia, no su expropiación y gubernamentalización, lo cual supone pasar de un monopolio privado (malo) a uno gubernamental (peor).

¿ Expropiar y gubernamentalizar Telmex? ¡Qué ocurrencia!