Una de las mejores cosas que he hecho en este año ha sido leer “Economía Mexicana para Desencantados” de Manuel Sánchez González, con un delicioso prólogo de Francisco Gil Díaz (Fondo de Cultura Económica, 2006; 366 páginas). Lo seguiré haciendo, porque este excelente libro de Manuel –recopilación, ordenada temáticamente, de sus periódicas colaboraciones en un diario capitalino- es una excelente elección como libro de cabecera.

No voy a platicar de este libro, que deberían leer todos los días –así fuese cinco o diez minutos- todos los que opinan sobre políticas públicas, bienestar, competitividad, productividad, tipo de cambio, salarios, impuestos, balanza fiscal, combate a la pobreza, educación y salud públicas… En lugar de platicar de este libro, comparto con los lectores cinco párrafos elegidos al azar, por el antiquísimo y riesgoso método de abrir el libro en cualquier página en busca de inspiración, ideas frescas y herramientas para navegar por encima de la economía vudú y de las tentaciones voluntaristas.

Empecemos:

1.      Página 133: “Una de las consecuencias de la inestabilidad financiera padecida en México durante el último cuarto de siglo es la visión de corto plazo predominante en el análisis de los problemas fundamentales. La preocupación por la evolución de las variables financieras, como el tipo de cambio, las tasas de interés y la inflación, ha oscurecido la importancia de los factores que posibilitan un crecimiento económico sostenido”. (Atención: Si ponemos en riesgo la estabilidad alcanzada ponemos en riesgo también la posibilidad de resolver los problemas más importantes).

2.      Página 249: “De ahí que el desafío central del Banco de México sea acelerar la convergencia a este objetivo (una inflación similar o inferior a la de nuestros principales socios comerciales), convenciendo, mediante nuevas medidas, que la estabilidad de los precios es alcanzable”.

3.      Página 175: “…el gasto adicional se convierte en un obstáculo para el desarrollo al carecer el gobierno de ventajas comparativas. Además, la disputa por las erogaciones se enfoca a la redistribución del ingreso, induciendo a los individuos a buscar favores gubernamentales más que a producir” (estas cuatro o cinco líneas derrumban intelectualmente y sin apelación posible, el supuesto programa de gobierno de un candidato muy locuaz).

4.      Páginas 306-307: “La respuesta implícita para los países menos desarrollados, como México, no es la falta de movimientos a favor de la igualdad de condiciones sino la existencia de obstáculos a la actividad económica que limitan el aprovechamiento de los cambios tecnológicos disponibles en el mundo”.

5.      Página 75: “El problema surge cuando las propuestas de mayor regulación buscan sustituir a los mercados, brindando una especie de seguro contra las pérdidas patrimoniales, al eximir al inversionista de responsabilidades, o regulando los más mínimos detalles de la contabilidad. Estas propuestas son muy costosas y pueden resultar contraproducentes”.