Ni conociendo los antecedentes de Tolstoi como anarcopacifista y anarcocristiano, ni comprendiendo las ideas de ambas doctrinas, se puede entender su afirmación de que el dinero es una nueva forma de esclavitud, siendo que el dinero no es más, pero tampoco menos, que el medio de intercambio de los bienes y servicios producidos, en una economía basada en la división del trabajo, por los seres humanos, dinero que permite ir más allá de los límites impuestos por el trueque, haciendo posible la expansión de los mercados, expansión que es, lo dice Adam Smith, condición necesaria para conseguir la riqueza de las naciones o, dicho de otra manera, el bienestar de la gente.

Los anarcopacifistas, como Tolstoi, rechazan cualquier tipo de violencia, por eso son pacifistas, comenzando por la violencia que proviene del poder político, siendo por ello anarquistas. El anarcocristianismo, por su parte, considera que toda persona es valiosa ante Dios, que el derecho natural es el fundamento de la libertad personal, y que no hay justificación alguna para ningún tipo de gobierno, ni civil, ni militar, ni eclesiástico. La pregunta es si la lógica, tanto del anarcopacifismo, como del anarcocristianismo, demanda la eliminación del dinero, ya que, si como lo afirma Tolstoi, el dinero es una nueva forma de esclavitud, la única manera de eliminar ese tipo concreto de esclavitud es eliminando el dinero, es decir, eliminado el medio de intercambio de la riqueza, lo cual tendría como efecto una considerable contracción de los mercados y, por ello mismo, una importante caída en la producción de bienes y servicios, con sus consecuencias negativas sobre la creación de empleos y la generación de ingreso.

Hoy en día no faltan, es más: sobran, quienes comparten la opinión del novelista ruso (Ana Karénina y La guerra y la paz), considerando que, en el mejor de los casos, el dinero es un mal necesario y, en el peor, un mal que debe ser eliminado, y no tanto por sus consecuencias económicas, sino por sus secuelas morales, ¡como si una herramienta pudiera tener secuelas morales! Porque el dinero es eso, una herramienta, y de las más eficaces a disposición del ser humano, eficacia que, dicho sea de paso, las autoridades monetarias se empeñan en limitar, y en hacerlo por exceso de emisión.

Decir que el dinero es, además del medio de intercambio, esto o aquello, esto que puede ser cochino (juicio estético), aquello que puede ser maldito (juicio ético), es resultado de no haber caído en la cuenta de lo que el dinero realmente es, de la tarea que desempeña, y de lo que sucedería si llegara a desaparecer, desapareciendo con él el intercambio indirecto (manzanas por dinero y dinero por peras), quedando solamente el trueque (manzanas por peras), con todas sus limitaciones.

El dinero no esclaviza, lo cual no quiere decir que el ser humano no se esclavice al dinero, algo que sucede cuando toda su vida se rige, única y exclusivamente, por consideraciones pecuniarias, pero de tal esclavitud tiene la culpa, no el dinero, sino el ser humano, esclavitud que se supera, no eliminando al dinero, sino superando la excesiva dependencia del ser humano con respecto al dinero.

El dinero es el medio indispensable para poder potenciar la economía por medio del ahorro, la inversión y el intercambio, lo cual hace posible, más allá de la satisfacción de las necesidades básicas, un mayor nivel de seguridad económica, un mayor nivel de bienestar, y la posibilidad de un mayor desarrollo humano, todo lo cual, en la ausencia del dinero, se ve sumamente limitado. El dinero, ¿una nueva forma de esclavitud? ¡Por favor! ¿Aunque lo haya dicho Tolstoi? Aunque lo haya dicho él, que en este tema no supo lo que dijo.

Por ello, pongamos el punto sobre la i.