Lo primero que hay que hacer es definir socialismo, lo cual no resulta fácil ya que hay tantas definiciones de socialismo como socialistas ha habido, es decir, como adjetivos se le han endilgado al sustantivo, desde el socialismo utópico hasta el científico, desde el socialismo autocrático hasta el democrático, desde el socialismo corporativo hasta el libertario, desde el socialismo ateo hasta el cristiano, por citar algunos, sin olvidar al socialismo como aquella etapa de la historia, la de la dictadura del proletariado, que sería (aunque muchos dirán será) la antesala del comunismo, según la visión, por demás utópica, de Marx y Engels, y recordando el socialismo del siglo XXI de Hugo Chávez, que encamina a los venezolanos a la ruina económica.

Ahora bien, desde el momento en el que todas las corrientes citadas, al margen del adjetivo, tienen al socialismo como sustantivo, debe haber un común denominador que, al margen de las diferencias, las identifique, ya que, por poner un ejemplo, antes que autocrático o democrático, el socialismo así adjetivado es eso, socialismo, definido, a la manera del Diccionario de la Real Academia, como “el sistema de organización social y económico basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción y en la regulación por el Estado de las actividades económicas y sociales, y la distribución de los bienes”, todo lo cual se sintetiza en la total y absoluta falta de respeto, de los socialistas, por la propiedad privada de ingresos, patrimonio y medios de producción. Esa falta de respeto a la propiedad privada es la esencia del socialismo, independientemente de cuál sea el adjetivo con el que se le etiquete, incluido el socialismo bakuniano, que es el anarcocolectivismo.

Centro la atención en la segunda parte de la frase de Bakunin, socialismo sin libertad es tiranía y brutalidad, y pregunto si, dada la relación que existe entre propiedad privada y libertad individual, por la que la propiedad privada es la condición de posibilidad de la libertad individual, en el socialismo, sin propiedad privada, es posible la libertad individual. No, claro que no, por lo que, contrario a lo que afirma Bakunin, el socialismo, al abolir la propiedad privada, y por ello limitar la libertad individual, es brutalidad y tiranía.

Paso a la primera parte de la frase, libertad sin socialismo es privilegio e injusticia, y retomo lo dicho en el párrafo anterior: en el socialismo la libertad individual - sobre todo en el ámbito de la economía, desde la producción hasta el consumo -, se ve seriamente restringida por los límites impuestos a la propiedad privada, lo cual da como resultado la injusticia para la mayoría, el pueblo, y el privilegio para unos cuantos, los miembros del politburó.

Bakunin comete el error, todavía vigente hoy, de no reconocer que libertad individual y propiedad privada son dos caras de la misma moneda, que la propiedad privada es la condición de posibilidad de la libertad individual, y que en la misma medida en la que se limita la primera se limita la segunda. Y si algo hace el socialismo, en cualquiera de sus vertientes, es limitar, en el mejor de los casos, o eliminar, en el peor, la propiedad privada y, por ello, la libertad individual, con todo lo que ello supone en ámbitos que van desde la dignidad de la persona hasta el progreso económico: el respeto a la dignidad de la persona demanda el respeto a la libertad individual y, por ello, a la propiedad privada, y condiciones necesarias del progreso económico son la propiedad privada y la libertad individual.

Por ello, pongamos el punto sobre la i.