Entiendo que la frase de Gómez Chico es, desde la perspectiva liberal, una crítica al Estado Benefactor que, presuntamente, asume responsabilidades que no le corresponden, y cuyo legítimo depositario (me refiero a las responsabilidades) Gómez Chico reconoce en la familia.

Lo primero que tengo que decir es que ojalá y el gobierno pudiera, realmente, asumir las responsabilidades de la familia, sobre todo en lo que respecta a la llamada seguridad social, misma que tiene que ver con la satisfacción de las necesidades básicas, que son aquellas que, de quedar insatisfechas, atentan, en primer lugar, contra la salud o la vida del ser humano –tal y como es el caso, por ejemplo, de la necesidad que tenemos de alimentarnos– y, en segundo término, son aquellas que, de quedar insatisfechas, impiden la más plena actualización posible de aquellas potencialidades que, al actualizarse, hacen del ser humano una mejor persona, desde más productiva hasta más sabia –tal y como es el caso, por poner un ejemplo, de la educación–.

El problema es que el gobierno no puede –ojo: ¡no puede!, por más que quiera– asumir las responsabilidades que supuestamente son de las familias, sobre todo cuando el cumplimiento de esas responsabilidades, tal y como es el caso de todas las relacionadas con la llamada seguridad social, supone financiar la provisión de todos los satisfactores involucrados, desde comida hasta educación, y un largo etcétera que, en última instancia, bien puede abarcar desde la cuna hasta la tumba. ¿De qué manera financia el gobierno, convertido en Estado Benefactor, la provisión de los satisfactores que, con el pretexto de hacer realidad la seguridad social, ¡que para muchos, en el colmo de la confusión, ha adquirido el rango de derecho natural!, ofrece a los ciudadanos? Ayer, hoy o mañana, de una u otra manera, lo hace por medio de los impuesto, lo cual revela la verdadera cara de la seguridad social: no es el gobierno el que asume la responsabilidad de las familias, sino el que, por la vía de la fuerza, obliga a que X asuma, por lo menos “aportando” los recursos para financiar los satisfactores involucrados, la responsabilidad de Y. La llamada seguridad social no es posible si no hay redistribución, es decir, si el gobierno no les quita a unos para darles a otros, lo cual no pasa de ser un robo legal.

Bien vistas las cosasla seguridad social no es la transmisión de responsabilidad propia de la familia al Estado (por más que entiendo perfectamente bien lo que Gómez Chico quiere decir), sino la transmisión indirecta, por medio del gobierno, de la responsabilidad de X a Y, lo cual da como resultado una doble injusticia. Primera: desrreponsabilizar a X de aquello de lo que sí es responsable. Segunda: responsabilizar a Y de aquello que no es responsable. La seguridad social genera una sociedad de irresponsables y, dado que el gobierno no es capaz de darle todo a todos (¡el eterno problema de la escasez!), debe limitarse a darle algo a algunos, siendo que ese algo que le da a algunos previamente se lo tuvo que haber quitado a otros (¡el cobro de impuestos con fines redistributivos!). La seguridad social no es más que la transmisión, por medio del gobierno, ¡e impuesta por ese mismo gobierno!, de la responsabilidad de X a Y.

Por último aclarar que la responsabilidad siempre es individual, nunca colectiva, por lo que hablar de la responsabilidad familiar es incorrecto (por más que, insisto, entiendo perfectamente bien lo que Gómez Chico quiere decir, pero en este espacio se trata de poner el punto sobre la i), ya que, en el ámbito familiar, cada uno de los miembros de la familia tiene sus responsabilidades (suyas de sí, nada más que suyas, y de nadie más).

Por ello, pongamos el punto sobre la i.