Lo dicho por Herbert puede considerarse falso, porque por lo general a los socialistas se les considera los seres humanos más sociales, sobre todo si por social se entiende preocupados por los demás, tal y como sucede, por ejemplo, cuando se habla de alguien que tiene conciencia social, es decir, preocupación por los demás, sobre todo si los demás son los pobres, y sobre todo si, de la conciencia social se pasa a la acción social, con el fin de aliviar las condiciones de vida de los pobres, todo lo cual sería encomiable si no fuera por un pequeño detalle: los socialistas hacen caravana con sombrero ajeno, siendo esta práctica el común denominador en torno al cual se agrupan, caravana hecha con sombrero ajeno que es lo que le permite a Herbert llamar a los socialistas los más antisociales de los seres humanos, por la razón que tiene que ver con la respuesta a la siguiente pregunta: ¿cómo obtuvieron los socialistas el sombrero ajeno con el que hacen reverencia?, existiendo solamente dos posibles respuestas: o lo pidieron prestado o lo robaron, siendo la caravana mucho más grave en el segundo caso que en el primero, siendo el segundo caso el propio del socialismo y de los socialistas, cuyo común denominador es el ser amantes de lo ajeno.

La coexistencia civilizada reclama solamente la justicia. La convivencia humana reclama, además de la justicia, la beneficencia. La coexistencia civilizada reclama no hacer el mal. La convivencia humana reclama, además, hacer el bien. No hacer el mal debe ser impuesto por la fuerza, y haberlo hecho debe ser castigado. Hacer el bien debe ser dejado a la libertad de cada quien, y no hacerlo no debe ser sancionado. A todos se les debe castigar por el mal hecho, pero a nadie se le debe sancionar por el bien que no hizo. La justicia tiene que ver con lo legal, la beneficencia con la moral. Lo legal tiene que ver con la fuerza del gobierno, lo moral con el poder de la virtud. Lo legal debe ser impuesto, lo moral debe ser solamente propuesto, siendo que los socialistas lo que pretenden, ¡y han logrado!, es imponer lo moral, es decir, hacer legalmente obligatoria la beneficencia, recurriendo para ello a la redistribución del ingreso, con el gobierno quitándoles a unos para darles a otros.

La coexistencia civilizada reclama solamente la justicia entendida como el respeto a los derechos naturales de la persona a la vida, la libertad individual y la propiedad privada, todo lo cual supone tres mandamientos: no matarás, no esclavizarás y no robarás. La convivencia humana reclama, además de la justicia, la beneficencia, entendida como la ayuda prestada de unos hacia otros, consecuencia de la virtud de hacer el bien. El mal debe prohibirse legalmente, la virtud promoverse moralmente, no imponerse legalmente.

Lo que los socialistas pretenden, y en muy buena medida han conseguido, es que, por medio de la redistribución del ingreso, el gobierno obligue a unos a ayudarle a otros, lo cual supone obligar a unos a hacerle el bien a otros, y obligarlos usando para ello el poder del gobierno, que es el poder de eliminar o limitar la libertad individual y la propiedad privada, restricción o supresión que sólo se justifica cuando tiene como fin prohibir que unos dañen a otros, no cuando el objetivo es obligar a unos (directamente, con parte de su trabajo, o indirectamente, con parte del producto de su trabajo) a beneficiar a otros, lo cual supone, de cierta manera y en determinado grado, esclavizar y robar, robar y esclavizar que son conductas antisociales por violar, en mayor o menor medida, la libertad individual y la propiedad privada, tal y como lo pretenden, y han alcanzado, los socialistas, quienes hacen caravana con sombrero ajeno, es decir, cobran impuestos (obligan al contribuyente a entregar parte del producto de su trabajo…) con fines redistributivos (…para dárselo a otros), todo lo cual podrá ser legal, como de hecho lo es en casi todos los casos, legalidad que, sin embargo, no elimina la injusticia que todo ello supone: la violación de la libertad y propiedad de las personas.

Por ello, pongamos el punto sobre la i.