No cabe duda que el socialismo es la vía más larga, dolorosa y costosa al capitalismo
El único (sí: único) sistema económico capaz de lograr progreso económico, definido como la capacidad sostenida para producir más (dimensión cuantitativa) y mejores (dimensión cualitativa) bienes y servicios, para un mayor número de gente (dimensión social, misma que supone la creación de empleos suficientes –para todo el que quiera trabajar– y suficientemente productivos –capaces de genera un ingreso que alcance, por lo menos, para la satisfacción de las necesidades básicas, incluido entre ellas el ahorro–), es el capitalismo (sí: el capitalismo), definido como aquel arreglo institucional (reglas del juego) de respeto irrestricto (esto es lo importante: irrestricto) a la libertad individual, a la propiedad privada y a la responsabilidad personal, con un único límite (sí: uno solo y ni uno más): que ni el uso de la propiedad, ni la práctica de la libertad, viole los derechos de los demás (derechos que no hay que confundir, ni con necesidades, ni con intereses, confusión que es más común de lo que se cree) o, dicho de otra manera, que ni la práctica de esa libertad, ni el uso de aquella propiedad, suponga acciones delictivas por su propia naturaleza, siendo tales, únicamente, las que violan los derechos de otras personas. Respetando los derechos de los demás, tanto los naturales como los contractuales, y sin ningún privilegio otorgado por el gobierno, que cada quien haga todo lo que pueda para mejorar su condición, para lo cual, mano invisible de por medio operando en los mercados, debe contribuir a mejorar la de los demás.
Dado que el capitalismo está basado en el respeto irrestricto a la libertad individual (dejar hacer, laissez faire) y a la propiedad privada (dejar poseer, laissez avoir), mismas que se respetan siempre y cuando no se usen para violar la libertad y la propiedad de alguien más, es que es un sistema justo, sobre todo si por justicia entendemos, según la definición clásica, la constante y perenne voluntad de darle a cada quien lo suyo, siendo lo suyo de cada quien el derecho de cada cual, derechos naturales (con los que la persona es concebida) que son a la vida, a la libertad individual y a la propiedad privada. Y dado que el capitalismo es un sistema justo, basado en el laissez faire y el laissez avoir, es que es un sistema económicamente eficaz, definido como aquel que logra ofrecerle a los consumidores la mayor cantidad y variedad de bienes y servicios, al mejor precio posible, única manera de mitigar el problema económico de fondo, que es el de la escasez: no todo alcanza para todos, y menos en las cantidades que cada uno quisiera. En economía lo justo es lo eficaz: se genera abundancia y baratura, y viceversa: lo injusto es ineficaz, y se genera escasez y carestía.
El socialismo, en mayor o menor medida, pero siempre en alguna (esto es lo preocupante: siempre en alguna), se basa en la violación de la libertad individual y de la propiedad privada, razón por la cual es injusto, motivo por el cual es, ¡tal y como lo ha sido en todo lugar en el cual se he llevado a la práctica!, ineficaz, no solamente no ayudando a aliviar el problema de la escasez, sino agravándolo, ¡tal y como lo muestra la historia de los países en los que se ha puesto en práctica! Sólo cuando, ante su fabulosa incompetencia para elevar el nivel de vida de la gente, y ante su enorme capacidad para reducirlo, se acepta que ese, el del socialismo, no es el camino del progreso económico, es que se tiene que ir desmantelando, lo cual supone abrir espacios a la libertad individual y refugios para la propiedad privada, lo cual supone ir disminuyendo las responsabilidades del gobierno y aumentando las de los individuos, es decir, ir virando hacia el capitalismo, ese sistema económico basado, precisamente, ¡y en serio, sin concesiones!, en la libertad individual, la propiedad privada y la responsabilidad personal, síntesis de justicia y eficacia, siendo que es lo segundo por ser lo primero.
Por ello, pongamos el punto sobre la i.
Tanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.
Tanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.
Si necesitamos un Estado para combatir otro Estado, por regresión, ¿cómo se justifica la existencia del primer Estado?
Los enemigos de la libertad –de izquierda, derecha o centro– tienen un denominador común: la fe en el Estado.
De la ley nace la seguridad.