Mencken tiene la razón: la esencia del gobierno, comenzando por el que sí es legítimo, tanto por su origen (los gobernantes fueron elegidos por los gobernados: legitimidad de origen) como por su conducta (los gobernantes gobiernan respetando los derechos de los gobernados: legitimidad por la acción), es prohibir, y lo que cualquier gobierno prohíbe son ciertos usos de la libertad individual, libertad del individuo en la que reside la dignidad de la persona.

¿Cuáles son los usos de la libertad individual que el gobierno debe prohibir? Los que violan derechos de terceros, que es distinto a decir los que dañan a terceros. ¿Debe el gobierno prohibir cualquier daño que alguien pueda hacerle a alguien más, por ejemplo un daño moral, ocasionándole decepción, preocupación, contrariedad, disgusto? No. Entonces, ¿cuáles son los daños que el gobierno debe prohibir? Los que suponen violación de derechos, ya sean naturales (aquellos con los que la persona es concebida: vida, libertad y propiedad), ya contractuales (aquellos que la persona adquiere voluntariamente al acordarlos con alguien más), violaciones de derechos que suponen acciones delictivas por su propia naturaleza, definidas como aquellas que violan derechos de terceros.

Que el gobierno prohíba usar la libertad para violar derechos de terceros supone defender la libertad de esos terceros, lo cual parte de aceptar que el límite a la libertad de cada cual es la libertad de cada quien o, dicho de otra manera, que puedo hacer con mi libertad lo que me dé la gana menos atentar contra la libertad de los demás, para lo cual es necesario que respete, no sólo su libertad, sino también su vida y a su propiedad.

El respeto a la vida supone el respeto a la libertad de cada quien para poder hacer de su vida lo que decida y elija, para lo cual lo primero que hay que hacer es respetar esa vida. El respeto a la propiedad supone el respeto a la libertad de cada quien para poder hacer con sus propiedades lo que decida y elija, para lo cual lo primero que hay que hacer es respetar esas propiedades.

El respeto a la libertad individual es respeto a la vida, sobre la cual debemos poder disponer libremente, y también es respeto a la propiedad privada, de la cual debemos poder disponer libremente. El respeto a la vida es respeto a la libertad de cada quien sobre su vida, la cual debe poder vivir libremente, y también es respeto a la propiedad de cada cual sobre su vida, de la cual debe poder disponer libremente.

El respeto a la libertad individual es respeto a la vida, y el respeto a la vida es respeto a la libertad de cada quien sobre su vida. El respeto a la propiedad privada es respeto a la vida, y el respeto a la vida es respeto a la propiedad de cada cual sobre su vida. El derecho de propiedad privada supone el derecho a la libertad individual: poder hacer con lo que es de uno, comenzando por su vida, lo que considere más conveniente, en todos los ámbitos de la vida, desde el espiritual hasta el material. Para lograrlo se requiere que nadie más interfiera con esas decisiones y elecciones, y evitar esas interferencias es la tarea del gobierno, para lo cual debe prohibir el mal uso de la libertad, definido como aquel que viola derechos de terceros.

Mencken tiene razón: todo gobierno es contrario a la libertad, pero hay una libertad en contra de la cual sí es legítimo que el gobierno actúe: la libertad para violar los derechos de los demás. No toda limitación de la libertad es injusta. El problema es que hoy el gobierno prohíbe otras libertades, que por ningún motivo deberían estar prohibidas.

Por ello, pongamos el punto sobre la i.