La actividad fundamental del Estado es el robo, aunque le dan otro nombre
¿Y cuál es ese otro nombre que se le da a la actividad fundamental del gobierno, entendiendo por tal aquella sin la cual simple y sencillamente ningún gobierno podría existir? Cobrar impuestos, principal poder de cualquier gobierno, sin el cual su existencia resulta imposible. Recaudar, principal poder de cualquier gobierno, recaudación que como lo señala Higgs, es robo, afirmación que más de uno calificaría de incorrecta. ¿Lo es o será verdad que la actividad fundamental del gobierno (en el sentido de esencial, sustancial) es el robo?
Para responder correctamente hay que tener claro que el cobro de impuestos consiste en obligar al contribuyente, bajo amenaza de castigo (que puede ir desde una multa, pasando por el encarcelamiento, hasta llegar a la expropiación), a entregar parte del producto de su trabajo, misma que puede llegar a ser considerable, lo cual coincide, tanto en la forma como en la materia, con el robo. ¿Cómo llamarle a la acción por la cual una persona obliga a otra, bajo amenaza, a entregarle parte del producto de su trabajo? Robo.
Robo, dice el diccionario, es “la acción y el efecto de robar”, y robar es “quitar o tomar para sí con violencia o con fuerza lo ajeno”, precisamente lo que hace el recaudador cuando obliga al contribuyente a entregarle parte del producto de su trabajo, al margen de cuánto tenga el contribuyente, de cuánto le quite el recaudador, y de para qué use el gobierno ese dinero. Yo lo expreso así: “Yo no pago impuestos, a mí me los cobran”, y como me los cobran bajo amenaza acabo pagándolos.
Se puede alegar que el cobro de impuestos, por ser algo que lleva a cabo el gobierno (que pudo haber surgido democráticamente y que puede operar de manera republicana), y por ser algo que se realiza de manera legal (por lo general cada impuesto tiene su ley), no es un robo, momento de recordar que una acción no debe calificarse por la identidad del agente (en este caso el gobierno) sino por la naturaleza misma de la acción (en este caso obligar bajo amenaza a entregar parte del producto del trabajo), y que ningún adjetivo (por ejemplo: legal) puede quitarle a un sustantivo lo esencialmente injusto (por ejemplo: robo). Un robo podrá ser legal, pero lo legal no le quita lo esencialmente injusto, y el que el robo lo lleve a cabo el gobierno, aun reconociéndolo democrático y republicano, tampoco le quita lo esencialmente injusto.
Este hecho, el que el cobro de impuestos sea un robo, es el principal reto que enfrenta el liberalismo, que acepta la necesidad del gobierno, y por lo tanto de los impuestos, reto que es el de encontrar la justificación de dicho cobro (¿existe?, ¿cuál es?), siendo también el principal argumento a favor del anarcocapitalismo que, partiendo del hecho de que el cobro de impuestos es un robo, y de que sin dicho cobro no hay gobierno posible, acaba negando la necesidad del mismo, ¡que no es lo mismo que negar la necesidad de las tareas que el gobierno debe desempeñar!
Y por favor, no me digan que los impuestos son el precio que hay que pagar por vivir en sociedad, porque no lo son. El precio que hay que pagar por vivir en sociedad es el respeto a los derechos de los demás, ¡algo muy distinto!, pese a que hoy, por lo general, se cree más en lo primero: los impuestos son el precio que hay que pagar por vivir en sociedad, creencia que ha proporcionado legitimidad al cobro de impuestos, por lo que, en el mejor de los casos, se cuestiona el cómo, cuánto y para qué de los impuestos, pero no los impuestos en sí mismos considerados. El gobierno ha hecho un buen trabajo de lavado cerebral.
Por ello, pongamos el punto sobre la i.
Tanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.
Tanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.
Si necesitamos un Estado para combatir otro Estado, por regresión, ¿cómo se justifica la existencia del primer Estado?
Los enemigos de la libertad –de izquierda, derecha o centro– tienen un denominador común: la fe en el Estado.
De la ley nace la seguridad.