Aceptemos que necesitamos gobierno y que el menos malo es el democrático. Aceptado lo anterior debemos preguntar, en primer lugar, por las legítimas funciones del gobierno. Debemos preguntar, no ¿qué puede hacer el gobierno?, sino ¿qué debe hacer el gobierno? En segundo lugar debemos preguntar por los límites de la democracia. Debemos preguntar, ¿qué es lo que debe decidirse en función del voto de la mayoría, y qué no?

Necesitamos del gobierno para que haga valer los derechos (que realmente lo sean), de los ciudadanos. Sin una organización con la legitimidad y la fuerza suficientes para hacer valer los derechos de los ciudadanos, prohibiendo y previniendo su violación, y castigando a los violadores, la única posibilidad de lograr la convivencia civilizada se da si nadie viola derechos, situación utópica. Por eso requerimos de tal organización.

Esaorganización, con la legitimidad y la fuerza suficientes para hacer valer los derechos de los ciudadanos, es el gobierno, momento de preguntar por el origen de su legitimidad o, jugando con las palabras, por su legitimidad de origen.

La legitimidad de origen de cualquier gobierno se encuentra en el sufragio de los ciudadanos. Un gobierno es legítimo en su origen porque fue electo por la mayoría de los ciudadanos, quienes eligieron gobernantes, es decir, a quienes harán valer sus derechos, lo cual exige que no sea el gobierno quien los viole, lo que sucede cuando hace, porque quiere y puede, más de lo que debe, muchas veces de manera democrática: porque fue la decisión de la mayoría, que puede no ser la de los ciudadanos, sino la de los legisladores.

Si la legítima tarea del gobierno es hacer valer los derechos de los ciudadanos, prohibiendo y previniendo su violación, y castigando a los violadores, entonces la realización de esa tarea no debe sujetarse a ningún tipo de decisión democrática, ni democráticamente debe avalarse la violación de esos derechos de parte del gobierno. Tal vez (habría que preguntarle), a ese tipo de democracia y demócratas se refiere Hoppe. A los demócratas que creen que todo lo que ha sido decidido democráticamente, por una mayoría, es correcto y debe respetarse y, si no, imponerse por la fuerza.

La democracia debe usarse para elegir, no gobierno, sino gobernantes, sobre todo si aceptamos que la legítima tarea del gobierno es prohibir y prevenir la violación de los derechos, y castigar a quien los viole, nada de lo cual debe someterse a la decisión de la mayoría.

La democracia debe usarse, no para decidir qué debe, y qué no debe, hacer el gobierno, sino para, teniendo claro que lo que el gobierno debe hacer es prohibir y prevenir la violación de los derechos, y castigar a quien los viole, elegir a quien, desde el gobierno, realice esas dos tareas, que son las tareas irrenunciables de cualquier gobierno.

Hoy en día es tal la confusión en torno a los límites, y por lo tanto a la falta de límites, de la democracia, que en muchos países existe la posibilidad de que, democráticamente, se acabe con la democracia.

Por ello, pongamos el punto sobre la i.