La tan esperada nominación para completar la Junta de Gobierno del Banco de México en la persona de Carlos Hurtado, me obliga a suspender de nueva cuenta la revisión que realizo del atiborrado escenario de precandidatos presidenciales en Estados Unidos.

A pesar que mi amigo Jonathan Heath hizo ya el día de ayer un excelente análisis de la nominación de Hurtado y anunció con optimismo que esperaba que fuera bien recibida por el Senado, creo que hay espacio para algunas reflexiones adicionales útiles sobre este asunto.

La Junta de Gobierno del Banco de México está compuesta por cinco personas, incluyendo a su Gobernador, que siendo primus-inter-pares tiene un solo voto al igual que sus otros integrantes, desde que se adoptó la nueva ley que rige los destinos de esa institución en 1994.

Es por ello que la ausencia de un Subgobernador realmente es significativa pues afecta no sólo la dinámica de las disquisiciones que realiza la Junta en forma cotidiana sino también crea un desequilibrio que puede sesgar el curso de la política monetaria en dirección inopinada.

Conozco a Hurtado desde que fue mi alumno en la facultad de economía del ITAM hace tres décadas. Recuerdo la excelente tesis que preparó sobre el mercado de futuros del peso y los diferenciales cubiertos de las tasas de interés, asunto de la mayor importancia para el manejo de la política monetaria sobre todo en un régimen de tipo de cambio semifijo como el de entonces.

Su desempeño sobresaliente en el ITAM le franqueó las puertas del doctorado en la Universidad de Chicago donde también tuvo una trayectoria ejemplar y si mal no recuerdo, escribió su tesis sobre el tipo de cambio real, los flujos de capitales y el déficit público, de trascendencia enorme cuando México acababa de sufrir la debacle financiera de 1982.

Hurtado, además de contar con las credenciales académicas para realizar con brillantez la labor que se espera de él en la Junta de Gobierno de Banxico, trae, en  adición, un bagaje de experiencias profesionales que le serán muy útiles en ese cuerpo colegiado.

Su paso por Programación y Presupuesto a cargo de la política económica y social, y por la subsecretaría de Egresos de Hacienda, lo sensibilizaron de las ingentes necesidades sociales de nuestro país. En particular se debe subrayar su contribución a transparentar y mejorar el manejo del presupuesto federal.

Sus experiencias como funcionario del FMI y como embajador ante la OCDE le permitieron profundizar sus conocimientos del sistema financiero internacional y las limitaciones que éste le impone a países que, como México, están insertos en la globalización financiera.

Pienso que la mayoría de los senadores actuará con madurez y ratificará este nombramiento, a sabiendas que su penosa labor como encargado del gasto público fue decirle que no con enorme frecuencia a peticiones presupuestales que ponían en entredicho el equilibrio de las finanzas del gobierno.