Ha sido muy interesante comparar el proceso de conformación del gabinete de Barack Obama, el presidente electo de los Estados Unidos, con el del presidente Felipe Calderón de México. Obama ha escogido hasta ahora a un equipo de trabajo respetado por su trayectoria y con un peso político específico, en tanto que Calderón optó muchas veces por personas cuya principal virtud era su cercanía personal con él o con el Partido Acción Nacional.

Quizá la selección más controvertida y aplaudida de Obama fue la de Hillary Clinton como secretaria de estado, cargo que equivale al de secretaria de relaciones exteriores. Hillary fue la principal rival de Obama durante la campaña interna del Partido Democrático y muchas veces cuestionó al ahora presidente electo. Pero Obama ha reconocido que puede utilizar la experiencia de una mujer que en sus ocho años de primera dama tuvo un intenso contacto personal con los principales mandatarios del mundo.

El jefe de la Oficina de la Presidencia de Obama será Rahm Emanuel, un legislador demócrata conocido por su disciplina y su capacidad de lograr acuerdos con otros políticos en el Congreso. Como secretario del tesoro, Obama ha elegido a Timothy Geithner, hasta ahora presidente de la Reserva Federal de Nueva York. El secretario de defensa será Robert Gates, el mismo que ha ocupado el cargo bajo el presidente republicano George W. Bush. Janet Napolitano, gobernadora de Arizona, será la secretaria de seguridad interior, mientras que el gobernador de Nuevo México y ex secretario de energía, Bill Richardson, lo será de comercio.

Una de las pocas características que comparten todos estos futuros funcionarios es que ninguno era miembro del círculo íntimo de Obama. El presidente electo ha entendido que necesita gente de experiencia e influencia política propia para llevar a cabo la difícil tarea de gobernar a Estados Unidos en un momento de dificultad. Los amigos personales y colaboradores cercanos de Obama tendrán que conformarse con cargos menos relevantes.

No ha sido éste el caso del gabinete de Felipe Calderón en México. Muchas de sus designaciones, incluso para cargos de primer nivel, han sido para amigos y colaboradores cercanos. Es verdad que el presidente escogió a personajes sumamente respetados en sus campos, como Agustín Carstens, para cargos como la Secretaría de Hacienda. En otras posiciones, sin embargo, optó por colaboradores cercanos con poca o ninguna experiencia en su nueva responsabilidad. Éste fue el caso de Juan Camilio Mouriño, quien ocupó antes de morir la Secretaría de Gobernación; de Germán Martínez, quien fue titular en un principio de la secretaría de la función pública; o de Gerardo Ruiz Mateos, quien ha asumido ahora la de economía. Josefina Vázquez Mota no es, por otra parte, una mujer conocida por su labor en educación pública. El número de panistas cercanos al presidente que han ocupado cargos gubernamentales de segundo o tercer nivel es realmente importante.

Yo entiendo que un presidente debe escoger a algunos funcionarios clave de entre las filas de sus colaboradores más leales. Pero Obama está demostrando que la mejor manera de prepararse para un gobierno eficaz es tener a los mejores hombres y mujeres en el gabinete.