La expansión crediticia, producto de la emisión primaria de dinero, responsabilidad de la autoridad monetaria, da como resultado más crédito, y más barato, y por lo tanto más dinero para gastar, lo cual se traduce en aumentos en la demanda por bienes y servicios, lo cual, si la oferta de los mismas no aumenta en la misma proporción, y al mismo tiempo, genera inflación, ante la cual la autoridad monetaria, cuya tarea principal es mantener la estabilidad de precios y preservar el poder adquisitivo del dinero, debe reaccionar. ¿De qué manera? Reduciendo la cantidad de dinero que se intercambia en la economía. ¿Cómo lo hace? Creando una contracción crediticia, lo cual tiene su lógica: si la inflación es producto de la expansión crediticia su remedio debe ser la contracción del crédito.

Durante la expansión crediticia el banco central emitió dinero y, por medio de las operaciones de mercado abierto, le compró a los bancos bonos de deuda gubernamental, a cambio de los cuales los bancos recibieron dinero, lo cual aumentó la oferta de crédito, lo cual ocasionó la baja en la tasa de interés. Durante la contracción crediticia la autoridad monetaria hace lo contrario: le vende a los bancos bonos deuda gubernamental, a cambio de los cuales el banco central recibe dinero, mismo que retira de la circulación, contrayendo así la oferta de crédito, lo cual da lugar a un aumento en la tasa de interés, y con ello al inicio de la contracción y la recesión.

Por la contracción crediticia se reduce, primero, la oferta de crédito y, segundo, la cantidad de dinero que se intercambia en la economía - hay menos crédito, y más caro, y por ello menos dinero para gastar -, razón por la cual también se contrae la demanda por bienes y servicios (presión contraccionista y/o recesiva por el lado de la demanda), lo cual genera la baja en los precios de aquellos bienes y servicios para los que hay sobreoferta, mercancías cuya producción se reduce y/o se detiene (presión contraccionista y/o recesiva por el lado de la oferta), afectando todo ello al empleo y al ingreso.

Todo lo anterior quiere decir que la mayor oferta de bienes y servicios, producto de la expansión crediticia, del aumento en la oferta de crédito, de la baja en la tasa de interés, y del incremento en las inversiones de los empresarios, no encontrará, a los precios a los que se ofrecen originalmente esas mercancías, compradores en el mercado, lo cual da como resultado un exceso de oferta y una baja en los precios, reducción de precios que para algunas empresas significará menores ganancias, y para otras pérdidas y, por lo tanto, la quiebra. En pocas palabras: contracción y/o recesión de la actividad económica, desde la producción hasta el consumo.

Además de lo anterior, hay que tener en cuenta que, producto de la expansión crediticia (resultado, no del aumento en el ahorro, sino de la emisión primaria de dinero), bajaron las tasas de interés, lo cual incentivó a que muchos consumidores pidieran prestado para comprar bienes y servicios, consumidores que ya disfrutan de las mercancías así adquiridas, pero con un crédito que pagar por delante, a una tasa de X por ciento. ¿Pero qué sucede cuando, efecto de la contracción crediticia, la tasa de interés aumenta, y ya no es de X, sino de Y por ciento? Que muchos deudores ya no podrán pagar lo que deben, lo cual supone problemas, no solamente para ellos, sino también para los bancos.

La contracción y/o recesión se inicia cuando, habiendo aumentado la oferta de bienes y servicios, no hay suficiente demanda, primero porque los consumidores no están dispuestos a comprar más (nunca hubo un cambio en sus preferencias temporales) y, segundo, porque no hay dinero suficiente para adquirirlas a los precios vigentes (debido a la contracción crediticia). Ante estas circunstancias la contracción y/o recesión se vuelven inevitables.

Continuará.