Muchos de los que apoyan la guerra contra las drogas realmente no les interesa acabar con el narcotráfico porque al prolongarse la guerra se benefician enriqueciéndose.
Cuando mataron a mi colega Alejandro Jaramillo, en
1997, comprobé una vez más la crueldad de los narcotraficantes. A él lo
descuartizaron con una motosierra, esparciendo su cabeza y extremidades por
toda la ciudad de Pasto, en el sur de Colombia.
Jaramillo había presidido la Asociación Colombiana de
Periodistas, sufrió dos atentados y vivió amenazado. Como él, en los años que
he sido corresponsal de noticias he visto morir a centenares de conocidos,
desde amigos de colegio y compañeros del medio, hasta candidatos
presidenciales, dirigentes políticos, jueces, policías y militares.
Lo irónico es que en muchos de estos crímenes están
implicadas autoridades corruptas, como apoyo a los pistoleros de la mafia.
¿Quiénes son responsables de que el narcotráfico no se
acabe? Además de esas autoridades deshonestas, los gobernantes y funcionarios
que reciben grandes presupuestos para combatirlo y los desvían engordando
cuentas ocultas en el exterior.
Pero no sólo son culpables estos que esconden, tras el
poder, su codicia, sino los que se
usufructúan del crimen generado por el narcotráfico, desde vendedores de
armas, mercenarios, ejércitos y policías.
Y también son responsables los corredores de bolsa,
inmobiliarios y banqueros estadounidenses, que siguen recibiendo el dinero de
las mafias sin preguntar el origen. Por lo menos el 70 por ciento de las ventas
de drogas se quedan en el sistema financiero de Estados Unidos.
A esos inescrupulosos no les interesa acabar con el
narcotráfico porque al prolongarse la guerra se benefician enriqueciéndose. Por
eso cuando algunos proponemos legalizar la droga, para reducir el crimen que
rodea ese negocio ilícito, nos acusan de ser ‘amigos’ de los traficantes.
Lo paradójico es que olvidan que todo el que se
involucra en el negocio maldito, de una u otra manera termina mal: sembradores,
procesadores, transportadores, comercializadores, consumidores, los que reciben
plata para quedarse callados y hasta quienes combaten
a los carteles honestamente.
Al ver que los gobernantes y autoridades no hacen nada
real y por eso la guerra se perdió desde el comienzo, los ciudadanos y padres
de familia tenemos que luchar en forma individual, con un plan común: cortarle
a los mafiosos el origen del ingreso primario, el
consumidor. Esta guerra, que tampoco es fácil, la debemos librar de frente.
Un especialista de la agencia antidrogas de Estados
Unidos –DEA- me dijo que los síntomas de un joven toxicómano, aparte de notarse
en su rostro, como muchos sabemos, tienen otros indicios que los padres no
vinculamos con estupefacientes y por eso descartamos
que nuestros hijos pueden estar cayendo en la adicción: bajas calificaciones;
actitud agresiva; distanciamiento de la familia y cambios en el apetito. Hambre
con marihuana y desgana con cocaína.
Algunas jovencitas están usando la cocaína para
adelgazar. Sin saber del riesgo que corren, se vuelven adictas.
En caso de que sus hijos sean capturados in fraganti
con droga y pasen una noche en la cárcel, no es la mejor lección. Tampoco
confíen en las promesas de que no lo volverán a hacer. Hay que seguir
vigilándolos. No darles dinero. Conocer a los amigos; hablar con ellos;
controlar la asistencia al colegio y las calificaciones, y castigar cuando sea
necesario.
Con este asunto de las drogas, nunca se termina de
hacer un buen trabajo. Siempre hay que esforzarse por hacerlo mejor.
La indiferencia social y familiar es, en parte,
responsable por la muerte de personas como mi colega Jaramillo y por los más de
5.630 asesinatos que, sólo en México en el año 2008, dejó la violencia del
narcotráfico.
Los corruptos, que se hacen los de la vista gorda
frente a este problema o sólo combaten el flagelo de dientes para afuera,
deberían temer porque sus hijos, nietos o sobrinos, podrían estar consumiendo
droga en este momento.
Tampoco pueden olvidar que los narcotraficantes no
perdonan y quienes reciben dinero sucio tendrán que cumplir encubriéndolos o yendo
al cementerio.
___* Corresponsal internacional de Univisión.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.