Hay varios factores que explican el sostenido ascenso de Felipe Calderón como aspirante a la Presidencia de la República con altas probabilidades de lograr su cometido
Primero, en medio del desierto de
ideas, principios y convicciones en que se ha convertido la política mexicana,
la presencia y el discurso de Felipe resultan un oasis
refrescante.
Segundo, no se trata de un arribista
u oportunista de la política.
Tercero, tiene una sólida contextura
moral manifiesta en su actuación pública.
Cuarto, es un excelente y temible
polemista, con ideas y bagaje cultural para exhibir la memez de sus adversarios
en el debate.
Quinto, ante dos posibles candidatos
del PRI francamente impresentables y frente a la amenaza real de que regrese a
Por si esto fuera poco, el pasado
viernes 7 de octubre se confirmó que Felipe tiene todo para ser triunfador en
la contienda presidencial del domingo 2 de julio de 2006: El emborronador de
papel más desprestigiado y deleznable de México, ahora al servicio de Andrés
Manuel López Obrador, publicó que Felipe Calderón es un enano moral y le dedicó
–en su inigualable estilo histérico y verdulero– una
serie de epítetos gratuitos con la inútil finalidad de desprestigiar al
inminente candidato del PAN a
No vale la pena narrar aquí la
triste historia pública de Arreola –quien a partir
del trágico fallecimiento de su amigo Luis Donaldo Colosio ha ido brincando
de rama en rama lucrando con su viudez repentina- porque se trata de un émulo
de grillo tanto más insignificante cuanto más se esfuerza, histéricamente, por
volverse famoso (aunque sea como propagandista de cuarta, pero renombrado al fin).
Basta con que el lector investigue un poco para que aparezca, en toda su
bajeza, la infame catadura moral de este personajillo.
Lo importante, me parece, es que
cuando alguien se convierte en blanco de las invectivas de Arreola,
ese alguien puede sentirse halagado. Si tanto odio concita Felipe en el oscuro
ánimo de un sujeto como Arreola, señal inequívoca de
que Felipe tiene varias virtudes que retuercen de envidia al aprendiz de
intrigante.
También revelan, los exabruptos de Arreola, que en los cuarteles del tabasqueño López cunde el
miedo hacia ese futuro adversario en la justa electoral. Nada mejor, para los
aviesos fines de López y su banda de reventadores, que echarle lodo desde ahora
a un contendiente que haría papilla al tabasqueño en cualquier debate racional
y civilizado. Recuérdese, por cierto, que ya en el pasado López se ha negado
cobardemente a debatir con Felipe. Por algo será.
¡Felicidades, Felipe, con críticos
como Arreola vas en caballo de hacienda a
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.