Más vale condenar a cien inocentes a que se absuelva a un solo culpable.
Esta, la de Dolores Ibárruri, La Pasionaria, comunista española, quien siempre reconoció las diferencias accidentales entre el comunismo y el fascismo, pero nunca identificó sus coincidencias esenciales, es la típica frase de quienes desprecian al ser humano de carne hueso, y creen en las colectividades como el pueblo, el proletariado, la clase social, creencia siempre en función de la revolución, que para ellos es La Revolución, o todavía más: LA REVOLUCION, que será el trabajo de parto de la sociedad sin clases, del comunismo, de la justicia social, del fin de la historia, entendido el fin en sentido marxista, no como término, sino como plenitud, todo lo cual justifica el castigo, no sólo de los culpables, sino también de los inocentes, cuya condena y pena, en términos de la historia, que para los comunistas, sobre todo los de corte marxista, es La Historia, o todavía mejor: LA HISTORIA, son anécdota en el camino, irreversible, y promisorio, hacia el cumplimiento del objetivo que la filosofía de la historia marxista cree haber descubierto, siendo que, en realidad, no ha pasado de inventarlo.
Comparemos la frase de La Pasionaria -Más vale condenar a cien inocentes a que se absuelva a un solo culpable - con lo dicho por Sócrates (toda distancia, y no digamos proporción, guardada entre la vizcaína y el ateniense), en el sentido de que Más vale padecer una injusticia que cometerla, afirmación que muy probablemente le hubiera llevado a afirmar que Más vale absolver a cien culpables que condenar a un solo culpable.
La frase de La Pasionaria - Más vale condenar a cien inocentes a que se absuelva a un solo culpable - puede estar dicha desde la perspectiva de la práctica, es decir, de la eficacia, sobre todo en el marco de la revolución, La Revolución, LA REVOLUCION, en función de la cual, dado su fin: la sociedad sin clases, la condena de cien inocentes a cambio de la condena de un culpable queda del todo justificada. El fin – la sociedad sin clases-, justifica el medio – la condena de inocentes -.
Por su parte, la frase de Sócrates - Más vale absolver a cien culpables que condenar a un solo culpable – puede estar dicha desde la perspectiva de los principios, pensando en la justicia, La Justicia, LA JUSTICIA, en función de la cual, y dado su fin: el respeto al derecho ajeno, la absolución de un culpable a cambio de la absolución de cien inocentes queda por demás justificada. El fin nunca debe, por más que pueda, ¡misterio de la libertad humana!, justificar el medio.
Antes de que algún lector lo haga me adelanto y pregunto lo siguiente: si se sabe, a ciencia cierta, que la condena de cien inocentes a cambio de la condena de un culpable traerá como consecuencia un gran bien, cualquiera que éste sea, y reconociendo que la condena de los cien inocentes no es un bien mayor sino un mal menor, sobre todo comparado con el mal que traería como consecuencia la no condena del culpable, ¿se justifica la condena de los cien inocentes? Antes de responder no olvidemos que los temas de justicia no son temas cuantitativos (cien inocentes) sino de principio (cien inocentes), de tal manera que lo que importa no es la cantidad, cien personas, sino su calidad, personas inocentes. El problema no es que sean diez, cien, mil, diez mil, cien mil o un millón de personas las condenadas, el problema es que cada una de ellas es inocente. ¿El fin, aún en el caso de que se trate de un bien mayor, justifica el medio, sobre todo cuando el mismo supone un mal menor (comparado con aquel bien mayor)?
Por ello, pongamos el punto sobre la i.
Tanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.
Tanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.
Si necesitamos un Estado para combatir otro Estado, por regresión, ¿cómo se justifica la existencia del primer Estado?
Los enemigos de la libertad –de izquierda, derecha o centro– tienen un denominador común: la fe en el Estado.
De la ley nace la seguridad.