¿Cuál es la tarea esencial del gobierno, aquella sin cuya realización deja de serlo, la única que justifica el cobro de impuestos? En primer lugar, prohibir la violación de los derechos de la persona, tanto de los naturales, aquellos con los que la persona nace, derechos que lo son a la vida, a la libertad individual, y a la propiedad privada, como de los contractuales, aquellos que la persona adquiere por la vía de la negociación con un tercero, derechos que lo son a esperar, de la contraparte, una determinada conducta, conducente al logro de un determinado fin. En segundo término, de fallar la prohibición –falla que, en mayor o menor medida, y dada la incapacidad del gobierno para ser 100 por ciento eficaz, siempre ocurre–, castigar a quien haya violado derechos de terceros y, de ser posible, obligar al violador a resarcir a la víctima. Cada una de esta tareas supone prohibir (por ejemplo: no robar) u obligar (por ejemplo: devolver lo robado), es decir, limitar la libertad individual cuando la misma se use, o para dañar a un tercero (por ejemplo: robarle), o para no resarcirlo del daño ocasionado (por ejemplo: no devolverle lo robado). ¿Se justifica que el gobierno limite la libertad individual con tales fines? Sí, ya que al final de cuentas se trata de limitar la libertad de uno para garantizar la vida, la libertad y la propiedad de otro, todo lo cual parte del siguiente principio, cuyo respeto hace posible la convivencia civilizada: el único ejercicio de la libertad que debe prohibirse, y de fallar la prohibición castigarse, es aquel que atenta contra la vida, la libertad y la propiedad de los demás. Dado el respeto a los derechos de los demás, laissez faire.

Aceptado el principio mencionado, queda claro que la única limitación que el gobierno debe imponerle a la libertad individual es la que de tal principio se desprende, lo cual se puede expresar de manera positiva: respetarás la vida, la libertad y la propiedad de los demás, y también de manera negativa: no matarás, no esclavizarás, no robarás. El gobierno debe prohibir hacerle daño a los demás, y nada más, ya que cada vez que intenta algo más, como puede ser prohibir que uno se haga daño a sí mismo u obligar a que uno le haga el bien a otro, limita arbitrariamente la libertad individual, haciendo aquello que debe evitar: violar la libertad.

La esencia del gobierno, aquello sin lo cual deja de serlo, para convertirse en algo distinto, es el poder de limitar la libertad individual (prohibiendo determinadas conductas u obligando a otras) y de restringir la propiedad privada (cobrando impuestos, cobro que le resulta indispensable para poder limitar la libertad individual), poder que en manos poco escrupulosas, como son las de todo gobernante –y subrayo: de todo gobernante–, degenera en prohibiciones tiránicas (por ejemplo: no te drogarás) u obligaciones despóticas (por ejemplo: realizarás servicio social a favor de alguien más), que hacen del gobernante un tirano y déspota, y del gobernado un súbdito y un esclavo, todo lo cual sucede cuando el gobierno, además de gobierno, y como tal garantizar la seguridad contra la delincuencia e impartir justicia, pretende ser, desde ángel de la guarda, y como tal preservarnos de todos los males, comenzado por los que podemos hacernos a nosotros mismos, hasta hada madrina, y como tal concedernos todos los bienes, incluidos los que son responsabilidad de cada quien conseguir, siendo que el único mal en contra del que debe luchar el gobierno es la delincuencia, y el único bien que debe proveer es la justicia, siendo la lucha a favor de todos los otros bienes, y en contra de todos los males, responsabilidad de cada quien, tal y como debe ser en una sociedad de personas verdaderamente libres.

Como lo señala Waldron, el gobierno siempre está acechando con la intención de limitar la libertad, razón por la cual los ciudadanos, aquellas personas a quienes el gobierno no ha convertido todavía en súbditos y esclavos, lo cual es ante todo una actitud, deben estar alertas, siempre en defensa de la libertad individual.

Por ello, pongamos el punto sobre la i.