Lo dicho por Rallo me recuerda lo señalado por Franz Oppenheimer un su libro El Estado: que existen dos principios básicos –el económico y el político– de organización social. El primero, Oppenheimer lo llamó el “medio económico”, es esencialmente pacífico, y se basa en el derecho de cada cual al producto de su trabajo (derecho a la propiedad privada), y en el derecho de dada quien para intercambiar el producto de su trabajo por el producto del trabajo de alguien más (derecho a la libertad individual). El segundo, al que Oppenheimer llamó “medio político”, es sustancialmente violento, y se basa en la apropiación, por parte de B (o por parte de G (gobierno) en nombre de B), del producto del trabajo de A.

En la introducción a El Estado C. Hamilton apunta que “la diferencia entre el medio político y el medio económico es similar a la probablemente mejor conocida distinción entre estado y sociedad”, lo cual nos remite a otro libro, Sentido Común, de Thomas Paine, en cuyo primer párrafo leemos esto: “Algunos escritores han confundido de tal modo la sociedad con el gobierno, que hacen muy poca o casi ninguna distinción entre ambas cosas, cuando no solamente son diferentes entre sí, sino que tienen también distinto origen. La sociedad es el resultado de nuestras necesidades, y el gobierno el de nuestras iniquidades: la primera promueve nuestra felicidad positivamente, uniendo nuestras afecciones, y el segundo negativamente, restringiendo nuestros vicios: la una activa el trato de los hombres, el otro cría las distinciones: aquella es un protector, y éste un azote de la humanidad”, dicho lo cual Paine continúa afirmando que “la sociedad en todos casos ofrece ventajas, al paso que el gobierno, siendo un mal necesario en su mejor estado, en su estado peor es intolerable; porque cuando nosotros sufrimos o estamos expuestos por causa del gobierno, a las mismas miserias que podíamos experimentar sin él, nuestras calamidades se aumentan con la reflexión de que hemos causado nuestros padecimientos, por los mismos medios con que pretendíamos evitarlos”.

Subrayo, de lo escrito por Paine, esto: cuando padecemos por causa del gobierno los males que padeceríamos en su ausencia, males que el gobierno debería evitar, tenemos un doble problema: los males (primero) causados por quien debería evitarlos (segundo).

¿Qué mal debe evitar el gobierno? La violación de los derechos de la persona, comenzando por los tres naturales: vida, libertad individual y propiedad privada, lo cual supone, como principio básico de organización social, el medio económico, basado en el respeto al derecho a la propiedad privada (la persona tiene derecho al producto de su trabajo) y al derecho a la libertad individual (la persona tiene derecho a intercambiar lo que es suyo por lo que es de alguien más). ¿Qué sucede cuando el gobierno, G, se vuelve redistribuidor, convirtiéndose en agente del Estado Benefactor, actuando como causa eficiente de la justicia social, siempre en función de la igualdad, obligando a A a entregarle parte del producto de su trabajo para dárselo a B? Entonces el medio económico, basado en la libertad individual (yo decido qué hago con lo mío) y la propiedad privada (lo que gano con mi trabajo es mío), se sustituye, por lo menos parcialmente, por el medio político, es decir, por la apropiación, por parte de B, con la intermediación de G, del producto del trabajo de A. Medio económico: intercambio. Medio político: redistribución. ¿Cuál es el medio justo y eficaz para decidir, de lo producido entre todos, partiendo de la división del trabajo, qué le toca a quién?

Los hombres justos obtienen lo que necesitan por medio del intercambio: medio económico. Los injustos por medio de la redistribución: medio político, cuyo agente es el gobierno redistribuidor y por ello, en mayor o menor medida, de una u otra forma, cualquier gobierno.

Por ello, pongamos el punto sobre la i.