El derecho a la secesión es legítimo y debe ser respetado por todos.
¿Tienen derecho, los habitantes de un estado, perteneciente a una nación, a dejar de ser parte de la misma? ¿Tienen derecho a la secesión, que se define como la acción por la cual se separa de una nación una parte de su pueblo? Si la respuesta es afirmativa, entonces nadie, ni siquiera el gobierno nacional, tiene el poder legítimo (ojo: legítimo) de impedir esa secesión. La respuesta, ¿es afirmativa? Por supuesto.
Aceptado el derecho de los ciudadanos a la secesión, la pregunta, desde el punto de vista práctico, es quiénes son esos ciudadanos: ¿uno, una minoría, la mayoría, todos? En otras palabras: ¿cómo determinar cuándo hacer válido el derecho a la secesión? Obviamente no cuando un solo ciudadano lo desea. Obviamente sí cuando todos los ciudadanos están de acuerdo. ¿Sí cuando es la mitad más uno? ¿No cuando sea la mitad menos uno?
Si, suponiendo el caso, todos los habitantes de un estado, perteneciente a una nación, están a favor de la secesión, ¿existe alguna razón válida (ojo: válida) para que el gobierno nacional la prohíba, inclusive por medio de la fuerza? ¿Se debe (ojo: debe, no puede) obligar a la gente a pertenecer a una nación a la cual no quieren pertenecer? ¿Qué razón válida existe para ello? ¿Cuáles pueden ser las consecuencias de esa imposición? Los secesionistas, si realmente están dispuestos a la secesión, ¿no lograrán su objetivo? Y si lo logran, ¿cuál será el costo, de entrada, en términos de vidas humanas?
Por lo general en las repúblicas federales, integradas por estados federados, se reconoce que los mismos son autónomos e independientes, pero que la Nación es una e indisoluble, lo cual es contradictorio, ya que los estados son autónomos e independientes para todo, menos para lo más importante, para aquello que define esencialmente esa autonomía y esa independencia: la decisión de dejar de ser parte de la Nación, la libertad para escindirse.
Además hay que considerar lo siguiente: en el origen de la mayoría de las repúblicas federales, compuestas de estados federados, fueron los representantes de esos estados los que decidieron federarse, formar parte de la Nación. Ese derecho, el de federarse voluntariamente, si hemos de ser congruentes, ¿no debe contemplar su contraparte, el derecho de desfederarse voluntariamente, el derecho a la secesión?
Muchos son los abusos que los Estados Nacionales, por medio de sus gobiernos, cometen contra la libertad de los ciudadanos, y uno de ellos es el de prohibir por la ley, e impedir por la fuerza, la secesión, que es parte integral del derecho a la libertad. El que en las repúblicas federales no esté plenamente reconocido, puntualmente definido, y jurídicamente garantizado, el derecho a la secesión, el que se considere que la Nación es una e indivisible, ¡siendo que no lo es!, es consecuencia de la excesiva importancia que se le da al Estado Nación, que ha sido la causa de más de una violación a la libertad individual.
Becerra tiene razón: el derecho a la secesión es legítimo y debe ser respetado por todos. Que sea legítimo quiere decir que nadie tiene el derecho, por más que si tenga el poder, de prohibirla. Que deba ser respetado por todos quiere decir que debe ser respetado, de entrada y en primer lugar, por los gobiernos federales, por el gobierno de la Nación, para lo cual es indispensable que el mismo esté plenamente reconocido, puntualmente definido, y jurídicamente garantizado en la Constitución, algo que, por lo general, no sucede.
Por ello pongamos el punto sobre la i.
Tanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.
Tanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.
Si necesitamos un Estado para combatir otro Estado, por regresión, ¿cómo se justifica la existencia del primer Estado?
Los enemigos de la libertad –de izquierda, derecha o centro– tienen un denominador común: la fe en el Estado.
De la ley nace la seguridad.